Como Mejorar Mi Relacion Con La Comida?
Wakabayashi Asako
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Estrategias para mejorar tu relación con la comida
- Identifica tus emociones.
- Busca alternativas para canalizar y gestionar las emociones.
- Elige alimentos más saludables.
- Busca más reforzadores o actividades que te hagan sentir bien.
- Evita asociar emociones y comida en tu lenguaje cotidiano.
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Contents
- 0.1 ¿Qué es una alimentación consciente?
- 0.2 ¿Qué es la depresión alimentación?
- 0.3 ¿Cómo funciona el cerebro con la comida?
- 0.4 ¿Por qué comer es una necesidad?
- 0.5 ¿Cuáles son los síntomas si no comes bien?
- 0.6 ¿Qué puede causar el no comer?
- 0.7 ¿Que te da cuando no te alimentas bien?
- 1 ¿Cómo se forman los hábitos alimenticios?
- 2 ¿Qué representa la comida en la sociedad?
¿Cómo se relaciona la comida con las relaciones sociales?
Contenido completo: Texto generado a partir de PDf original o archivos en html procedentes de compilaciones, puede contener errores de maquetación/interlineado, y omitir imágenes/tablas. La comida como interacción social. Resumen La comida tiene un complejo conjunto de significados, puede ser prestigio, riqueza, estatus es un medio de comunicación y de relaciones interpersonales, puede ser una expresión de hospitalidad, amistad afecto, buena vecindad, etc.
Es un medio de placer y gratificación personal y un alivio del estrés, Son fiestas, ceremonias, ritos, días especiales y nostalgia del hogar, la familia y los buenos tiempos. En ocasiones es una expresión de individualidad y sofisticación, un medio de expresión personal y una forma de sublevación. También implica tradición, costumbre seguridad.
Como señala Todhunter, hay comidas de domingo y comidads de diario, comodas familiares, comidas de invitados, comidas con propiedades mágicas y comidads para la salud y la enfermedad, Se abordará los sitemas de clasificación de las comidas, la comida y la relación con el yo, las fuentes de conflictos que provoca, la relación culpabilidad-placer y como símbolo de estatus de identidad social y cultural.
- Abstract The food has a complex set of meaning, can be prestige, wealth, estatus is mass media and of interpersonal relations, it can be an expression of hospitality, friendship affection, good vicinity, etc.
- It is means to please and personal allowance and a lightening of stress.
- They are special celebrations, ceremonies, rites, days and nostalgia of the home, the family and the good times.
Sometimes it is an expression of individuality and sophistication, means of personal expression and a form of revolt. Also it implies tradition, custom security. As it indicates Todhunter, there is comidads of Sunday and comidads of newspaper, familiar cofashions, meals of guests, meals with magical properties and comidads for the health and the disease.
- Sitemas of classification of the meals will be approached, the food and the relation with I, the sources of conflicts that cause, the relation culpability-pleasure and like symbol of estatus of social identity and culture.
- Introducción La comida, la alimentación, el peso siempre han sido temas que han interesado a las sociedades; por supuesto y como resulta evidente, a las sociedades en desarrollo, por su carencia y a las sociedades desarrolladas, las sociedades del bienestar, por su exceso.
Ya desde el siglo pasado, muchos profesionales de la medicina consideran que la obesidad es la principal amenaza para la salud a la que se enfrentan las sociedades occidentales, lo cual incluiría a más de la mitad de la población adulta. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en un congreso patrocinado por el gobierno de los Estados Unidos en la década de los 80, donde se determinó que se debía considerar obesa a cualquier persona cuyo peso superara en 2, 26kg su peso ideal, recomendando para ello una dieta baja en calorías.
1). Una de las primeras investigaciones relativas al campo de la alimentación fue dar respuesta a la pregunta de: “¿por qué la gente come lo que come?” desarrollándose así, las teorías sobre la elección de la comida como medios para comprender la elección de la dieta de los individuos y poder animarles a comer de manera más saludable.
Los tres enfoques teóricos principales destacan la influencia del aprendizaje social y asociativo, que se desarrollaría especialmente en la infancia, donde las elecciones y hábitos alimentarios de sus padres resultan determinantes, las cogniciones respecto a la comida como medio de elección del alimento (vegetarianismo, ortorexia) y los aspectos psicofisiológicos relativos a la influencia que los sentidos, los psicofármacos, las sustancias neuroquímicas y el stress sobre el hambre y la saciedad principalmente.
(2, 3, 4) Sin embargo todos estos marcos teóricos, no son suficientes para explicar los complejos significados que rodean la elección de la comida, ya que esta tiene lugar en el seno de experiencias sociales y culturales, en sociedades que desde antaño han desarrollado una serie de códigos que de distinta forma evolucionaron a lo largo de los años.
De hecho, los alimentos representan aspectos de la identidad del sujeto en términos de género y a la idea de ser mujer; sexualidad (5) ya que comida y sexo se asemejan biológicamente al ser impulsos básicos que perpetúan la vida; culpabilidad: el concepto de “los pecados de la carne” indica que tanto el la comida como el sexo son, al mismo tiempo, actividades placenteras y que generan sentimientos de culpabilidad; autocontrol: Crisp (6) compara a la conducta anoréxica con el asceta en cuanto a su “disciplina, frugalidad, abstinencia y represión de las pasiones”; amor; poder Como señala Todhunter (7): la comida es prestigio, estatus y riqueza es un medio de comunicación y de relaciones interpersonales una expresión de hospitalidad, amistad, afecto y buena vecindad en momentos de tristeza o peligro.
Simboliza la fuerza la salud y el éxito. Es un medio de placer y gratificación personal y un alivio del estrés, Supone fiesta, ceremonia, rito, días especiales; nostalgia del hogar, la familia y “los buenos tiempos”. Es una expresión de individualidad y sofisticación, un medio de expresión personal y una forma de sublevación; pero sobre todo es tradición, costumbre y seguridad Hay comidas de domingo y comidas de diario; comidas familiares y comidas de invitados; comidas con propiedades mágicas y comidas para la salud y la enfermedad,
Para abordar esta cuestión es oportuno plantearse ¿qué es para el ser humano el acto de comer? y ¿qué es la comida?, El acto cotidiano de comer, acto repetitivo, es también, inconscientemente, un acto místico, que, a través del ser, mediante un proceso de reunificación y de reafirmación, transforma en humano aquello del universo que es comestible.
- Comer, para los hebreos, es hacer de un pedazo del mundo un pedazo de mí y de un pedazo de mí un pedazo de Dios.
- En cambio, para los cristianos, la frase de Jesús: «Tomad y comed: este es mi cuerpo» indica un cambio en el orden de permutaciones, puesto que entonces es el pedazo del mundo lo que es un pedazo de Dios y lo que más tarde se convertirá en parte de mí.
Frédéric Lange (8) desde una óptica psicoanalítica y más profana, aunque teniendo en cuenta lo sagrado, propone cierto número de definiciones del verbo «comer». Asocia y analiza en torno a la comida y la ingestión, el problema desde varias perspectivas 1.
– En relación con el mundo: «Ingerir es situarse bajo el diente, experimentar la resistencia del mundo. Comer significa llegar a las manos con el mundo. Comer quiere decir, pues, enterarse del mundo en que se vive. » «El que come calma la rabia que tenía contra el mundo y contra sí mismo al digerir el mundo del que ha tomado una porción.
Al hacer esto, ordena el mundo, lo hace inteligible, lo hace suyo y con él alcanza la madurez. » 2. – En relación con el tiempo: «La comida es para el que come un medio de situarse en el espacio y de resistir al tiempo. » 3. – En relación con el narcisismo: «Comer es en fin encontrar, verse y tomarse al absorber una carne muy similar a la propia, es encontrar en el mundo un espacio que devuelve la propia imagen, un lago en el que narciso puede mirarse.
- » 4. – En relación con la psicopatología: «La ingestión da al que come la sensación de una inmersión disolvente mediante la cual deja de ser él mismo.
- En ese preciso momento, comer, toma, pues, el aspecto de una ceguera parcial o total, de una tentativa embrutecedora, de una pérdida de consciencia o de interés por sí mismo y por el mundo.
El que come se cierra, se obtura. Para él la comida es una droga. » 5. – En relación con Dios: «Ingerir significa restaurarse, sustentarse, metamorfosearse, Como los apóstoles de la Cena, el que come accede a lo divino mediante la ingestión de los manjares.
» «Comer es acceder a un mundo cada vez más cercano, más abierto, más inteligible, más generoso y más disponible, más húmedo y que ofrece un contacto más íntimo que de costumbre, Es poder entrar en comunicación con el mundo y, sobre todo, es poder pasar: la comida es un puente que comunicación con el mas allá.
La comida como producción cultural Los médicos y filósofos antiguos, comenzando por Hipócrates, definieron la comida como “cosa no natural” incluyéndole entre los factores de la vida que no pertenecen al orden natural de las cosas sino al artificial.
Es decir, perteneciente a la cultura que el hombre mismo construye y gestiona. La comida es cultura cuando se produce, porque el hombre no utiliza solo lo que se encuentra en la naturaleza (como hacen todas las demás especies animales), sino que ambiciona crear su propia comida, superponiendo la actividad de producción a la de captura.
La comida es cultura cuando se prepara, porque, una vez adquiridos los productos básicos de su alimentación, el hombre los transforma mediante el uso del fuego y una elaborada tecnología que se expresa en la práctica de la cocina. La comida es cultura cuando se consume, porque el hombre, aun pudiendo comer de todo, o quizá justo por ese motivo, en realidad no come de todo, sino que elige su propia comida con criterios ligados ya sea a la dimensión económica y nutritiva del gesto, ya sea a valores simbólicos de la misma comida.
- De este modo, la comida se configura como un elemento decisivo de la identidad humana y como uno de los instrumentos más eficaces para comunicarla.
- Como señala Máximo Montanari (9) la idea de comida se asocia gustosamente a la de naturaleza, pero el nexo es ambiguo y fundamentalmente impropio, de hecho, los valores esenciales del sistema alimenticio no se definen en términos de naturalidad, sino como resultado y representación de procesos culturales que prevén la domesticación, la transformación y la reinterpretación de la naturaleza.
Para Fiddes (10) la caza sería más significativa en la evolución de la humanidad moderna que el desarrollo posterior de la agricultura pues “es más civilizado, más humano, cazar animales salvajes que andar encorvados rebuscando todo un maldito día para encontrar unas bayas”.
La caza significó, pués, la separación de los humanos de la naturaleza. Además el derramamiento de sangre sería fundamental para el valor de la carne ya que “matar, cocinar y comer la carne de otros animales proporciona la autentificación de la superioridad humana frente a la naturaleza”. Pero, ¿qué es lo que distingue la comida de los hombres de la de los demás animales? El hombre además de consumir recursos disponibles en la naturaleza aprende a producirlos por sí mismo con la práctica de la agricultura y la ganadería.
Esto, sin embargo, se refiere, a la fase preliminar del hallazgo de la comida, no a las modalidades de su consumo. Además, el hombre, al ser omnívoro, selecciona la comida según preferencias individuales y colectivas ligadas a valores, significados y gustos diferentes cada vez.
Sin embargo, todo esto no basta, sin embargo, para identificar el modo de comer de la especie humana, porque incluso las demás especies animales, aunque sea del modo más elemental, desarrollan hábitos precisos y gustos diferenciados. Por lo tanto, el principal elemento de diversidad consiste en el hecho de que el hombre, y solo él, es capaz de encender y usar el fuego, y que esta tecnología nos permite, junto a otras, «hacer cocina».
Cocinar es una actividad humana por excelencia, es el gesto que transforma el producto de la naturaleza en algo profundamente diferente: las modificaciones químicas que produce la cocción y la combinación de los ingredientes permiten llevar a la boca una comida, si no totalmente artificial, sin duda construida.
- Por eso en los antiguos mitos y en las leyendas fundacionales la conquista del fuego representa (simbólica pero también material y técnicamente) el momento constitutivo y fundador de la civilización humana.
- Lo crudo y lo cocido, a los que ClaudeLévi-Strauss (11) dedicó un ensayo justamente célebre, representan los polos opuestos de la contraposición -por otra parte ambigua y nada simple, entre naturaleza y cultura.
En la mitología griega el fuego pertenecía solamente a los dioses, hasta que el gigante Prometeo desvela el secreto a los hombres. Es un gesto de piedad hacia estos seres desnudos e indefensos, de los que el hermano Epitemeo, encargado de distribuir las diferentes habilidades entre los seres vivos, se había olvidado: para remediar esta distracción, Prometeo roba el fuego en el taller del dios Efesto y lo regala a los hombres.
De este modo se convierte en el verdadero artífice de la civilización humana, que con el nuevo instrumento logra alzarse desde el nivel animal y aprender las técnicas de dominio de la naturaleza. El control del fuego permite al hombre, en cierto modo, hacerse divino, no estar sometido por más tiempo, sino ser señor de los procesos naturales, que aprende a controlar y a modificar.
Por eso Prometeo se gana la ira de los dioses y es castigado de forma ejemplar. El clarísimo peso simbólico del acto celebrado y representado por el mito se refleja en la imagen de la cocina, que, ligada al uso del fuego, se convierte en un elemento fundamental de la identidad humana.
- Desde aquel momento ya no se puede ser hombre sin cocinarse la propia comida, y el rechazo a la cocina asume un significado de protesta hacia la «civilización», exactamente como el rechazo a lo doméstico en las prácticas de producción de la comida.
- La idea del artificio, que transforma la naturaleza, preside durante siglos la actividad del cocinero.
Formas, colores y consistencias son modificadas, plasmadas, «creadas» con gestos y técnicas que encierran una distancia programática con la «naturalidad». El cocinero típico de las culturas premodernas, al menos hasta el siglo S. XVII es un «artista» que no respeta en su totalidad las propiedades origina¬les de los productos En las primeras sociedades de cazadores-recolectores les bastaba el aprovechamiento de los recursos naturales, con el crecimiento de la población y la necesidad de abastecerse de mayores cantidades de comida nacieron poco a poco sociedades diferentes, dedicadas a la agricultura y al pastoreo, que producían su propia comida seleccionando los recursos disponibles e interviniendo de manera más activa en la definición de los equilibrios ambientales.
- Este paso de la economía depredadora a la economía de producción representó un cambio decisivo en la relación entre los hombres y el territorio, así como en la cultura de los hombres.
- Sin embargo, no impidió que sobreviviesen formas mixtas de aprovisionamiento alimenticio, que duraron milenios incluso después de la introducción de las prácticas agrícolas en la época neolítica.
Los dos modelos constituyeron incluso en época histórica dos maneras diferentes de entender la relación entre hombre y ambiente, polos extremos de una dialéctica de múltiples implicaciones materiales y simbólicas que, de algún modo, ha llegado hasta nuestros días.
La óptica en la que nos movemos hoy en día puede despistarnos: el hombre de la civilización industrial o posindustrial está tentado de reconocer una «naturalidad» fundamental en la actividad agrícola, que respecto a nuestra experiencia consideramos como tradicional y por eso tendemos a considerarla como originaria y arcaica.
Respecto a la evolución productiva inducida por la irrupción de la industria en la época contemporánea, esto podría justificarse; sin embargo, la invención de la agricultura fue percibida por las culturas antiguas exactamente al contrario. La perspectiva mental de los antiguos situó la agricultura como el momento de la ruptura y la innovación, como el salto decisivo que forma al hombre civilizado separándolo de la naturaleza, es decir, del mundo de los animales y de los «hombres salvajes» (personajes enigmáticos que volverán frecuentemente a las leyendas y las tradiciones populares a lo largo de toda la época histórica y hasta nuestros días).
El hecho es que la domesticación de las plantas y de los animales permite de alguna manera al hombre poseer el mundo natural, alejarse de la relación de total dependencia en la que siempre había vivido, porque incluso el aprovechamiento del territorio a través de las actividades de caza y recolección requiere una habilidad, un conocimiento, una «cultura».
Esta ruptura se representa de modo ejemplar en la mitología de muchos pueblos que se convirtieron en agricultores sedentarios. En las leyendas, en los cuentos, en los mitos de fundación, estos representaron la invención de la agricultura como un gesto de violencia hecho a la Madre Tierra, herida por el arado, trastornada por la irrigación y por los trabajos agrarios: de ahí los rituales de fecundidad, que tenían también el objetivo, explícito o implícito, de expiar una falta cometida.
Según Twigg (12) para la mayoría de las personas, la carne es la piedra angular de una comida y para los vegetarianos, el alimento que debe evitarse; por lo tanto es un elemento central de lo que comemos o evitamos comer: “la carne es la más alabada de las comidas. Es el centro en torno al cual se prepara una comida; en cierto sentido representa la misma idea de comida”.
Modificación de elementos La agresividad de este gesto se confirma en el plano histórico por el carácter tan expansivo de las sociedades agrícolas, que tienden a instaurar mecanismos de crecimiento demográfico desconocidos para los pueblos de cazadores y recolectores( 9).
Estos últimos (como demuestran los estudios etnográficos realizados en grupos supervivientes de este tipo, por ejemplo los pigmeos africanos) observan un riguroso régimen de control de los nacimientos, dirigido a mantener estable la consistencia de la población, que en caso de crecimiento no podría sobrevivir con ese tipo de economía.
Los pueblos agricultores, al contrario, desarrollan con el sedentarismo una tendencia al crecimiento y a la conquista de nuevos espacios para cultivar. Por eso los estudios más recientes consideran probable que la difusión de la agricultura en la tierra no haya sucedido en varios lugares simultáneamente, sino que sea fruto (como demuestran los restos arqueológicos, lingüísticos y genéticos) de la expansión de grupos humanos a partir de un núcleo territorial bien definido, situado en los altiplanos de Oriente Medio, la llamada media luna fértil.
Allí nació la agricultura hace aproximadamente diez mil años, y fue conquistando poco a poco los territorios de Asia centrooriental (hace nueve mil años) y de América, unida entonces a Asia en el punto del actual estrecho de Bering (hace ocho mil años). Europa fue colonizada en dirección opuesta (entre ocho mil y seis mil años atrás).
Casi todos los estudiosos están de acuerdo en la razón: el nacimiento de la agricultura debió de ser, fundamentalmente, una cuestión de necesidad, ligada al crecimiento demográfico y al hecho de que la economía de caza y recolección ya no era suficiente, quizá debido a cambios climáticos y ambientales que habían desertizado las zonas forestales.
Más tarde el mecanismo demográfico empezó a crecer sobre sí mismo. Fueron seleccionadas las plantas más productivas y nutritivas, pero sobre todo se prestó atención a los cereales. Cada parte del mundo tuvo el cereal de su elección: el trigo se difundió en la región mediterránea, el sorgo en el continente africano, el arroz en Asia y el maíz en América.
En tomo a estas plantas, se organizó la vida de aquellas sociedades: relaciones económicas, formas (el poder político, imaginario cultural, rituales religiosos (encaminados a propiciar la fertilidad y la abundancia de alimentos). La misma creación de la ciudad, considerada por los antiguos como lugar por excelencia de la evolución civil (como muestra la coincidencia semántica, en latín, entre civitas y civilitas, «ciudad» y «civilización»), no sería concebible sin el desarrollo de la agricultura, ya sea en el plano material (acumulación de bienes, riqueza, tecnología), ya sea en el plano mental (la idea de que el hombre se convierte en dueño de sí mismo y se aleja de la naturaleza construyéndose un espacio propio en el que vivir).
En este proceso de evolución las sociedades humanas no se adaptaron simplemente a las condiciones impuestas por el ambiente, Algunas veces incluso las modificaron de manera profunda, introduciendo cultivos fuera de sus áreas originarias y transformando el paisaje en función de los mismos. Basta pensar en el cultivo de arroz de Asia nororiental o en la viticultura de Europa centroseptentrional -una auténtica apuesta tecnológica contra las condiciones ambientales que comenzó en la Edad media y prosiguió en la Edad Moderna.
En este contexto cultural las primeras sociedades, todavía muy enraizadas en los ritmos naturales y en el ciclo de las estaciones, elaboran la idea de un «hombre civil» que construye artificialmente su propia comida: una comida que no existe en la naturaleza y que sirve para señalar la diferencia entre hombres y animales.
En el área mediterránea -el área del trigo- es el pan el que desempeña esta fundamental función simbólica además de nutritiva: el pan no existe en la naturaleza y solo los hombres saben hacerlo, para lo que han elaborado una sofisticada tecnología (desde el cultivo del grano hasta la preparación final) una serie de operaciones complejas, fruto de largas experiencias y reflexiones.
Por ello el pan simboliza la salida del estado animal y la conquista de la «civilización». En los poemas homéricos, la Iliada y la Odisea, la expresión comedores de pan es sinónimo de hombres Del mismo modo, en la epopeya de Gilgamesh -el primer texto literario conocido, escrito en Mesopotamia hace unos cuatro mil años- se cuenta que el hombre salvaje salió de su estado de menoría solo en el momento en el que tomó conciencia de la existencia del pan.
Fue una mujer la que se lo dio a conocer, en concreto una prostituta; de este modo, se atribuye a la figura femenina el papel de guardiana del saber alimenticio, además de la sexualidad, lo que, por otra parte, parece corresponderse con la realidad histórica: los estudiosos están de acuerdo en admitir una prioridad femenina en la obra de observación y selección de las plantas que acompañaron el nacimiento de la agricultura en las primeras aldeas.
La misma importancia simbólica revisten el vino y la cerveza, bebidas fermentadas que, como el pan, no existen en la naturaleza, pero representan el resultado de un saber y una tecnología compleja: el hombre ha aprendido a dominar los procesos naturales dirigiéndolos a su propio beneficio.
Lo que llamamos cultura se encuentra en el punto de intersección entre la tradición y la innovación. Es tradición cuando está constituida por los conocimientos, las técnicas y los valores que nos han sido transmitidos. Es innovación cuando estos conocimientos, técnicas y valores modifican la posición del hombre en el contexto ambiental y le dan la capacidad de experimentar nuevas realidades.
Podríamos definir la tradición como una innovación bien lograda. La cultura es la interfaz entre las dos perspectivas. Nacimiento de una nueva alimentación En el desarrollo histórico de las sociedades humanas, la economía «doméstica» basada en la agricultura y el pastoreo se contrapone a la economía «salvaje» de apropiación de la comida: criar animales o cazarlos, cultivar los frutos o recogerlos en su estado salvaje ( 9 ).
- Desde este punto de vista, la contraposición entre los dos modelos alimenticios atraviesa ambos sectores del reino animal y vegetal.
- Pero una segunda oposición, paralela a la primera, es aquella que surge entre sedentarismo y nomadismo.
- Y desde este punto de vista la perspectiva cambia, porque el pastoreo y la caza, siendo ambos practicados en los espacios incultos y boscosos, acaban por acercarse como tipología económica, oponiéndose a la imagen sedentaria del cultivo agrícola.
En este sentido, la dialéctica cultivo-selva, que materializa el contraste cultura-naturaleza, tiende a oponer plantas y animales, productos vegetales y cárnicos (u obtenidos de los animales, como los lácteos). En la Edad media europea la dinámica salvaje/doméstico alimenta un debate continuo sobre los modos de producción y el tipo de vida que estos conllevan.
En particular, es muy acentuada la contraposición entre el modelo de vida de la tradición griega y romana, fundado en la agricultura, y el modelo germánico, basado en el aprovechamiento del bosque (recolección, caza, pastoreo). Pero justamente en la Edad media la relación entre aquellos dos modelos alimenticios comienza a cambiar.
Hasta entonces habían sido el símbolo de dos civilizaciones diferentes, una de las cuales despreciaba a la otra como inferior y«bárbara». Cuando los «bárbaros» irrumpieron en el Imperio y poco a poco se apoderaron de él, tomando las riendas del poder, su cultura (incluso alimenticia) se afirmó y se puso, por así decirlo, de moda, como siempre sucede con las costumbres de los vencedores -el American way of life del siglo xx, es un ejemplo.
Cazar y pastorear en el bosque no se volvieron a considerar costumbres impropias o «incivilizadas», es más, se convirtieron en el eje de una nueva economía. Al mismo tiempo, sin embargo, también la tradición agrícola romana se difundió entre los bárbaros, ya sea por el prestigio que esta tradición conservaba, ya sea por la fe cristiana, que estaba también «de moda» en los primeros siglos de la Edad Media: no por casualidad el cristianismo, nacido en el ámbito cultural mediterráneo, había asumido como propios símbolos litúrgicos como el pan, el vino y el aceite de la tradición griega y latina.
Del cruce entre estos dos caminos, que se integraron el uno con el otro, nació durante la Edad media una cultura alimenticia nueva, que hoy reconocemos como «europea»: esta ponía en el mismo plano el pan y la carne, la actividad agrícola y el aprovechamiento del bosque.
Desde aquel momento los dos modelos productivos no fueron ya símbolos de dos diferentes opciones culturales, sino elementos de un mismo sistema de valores basado en la complicidad y el recíproco apoyo de la economía agraria y la economía forestal. Dos modelos de economía que los griegos y los latinos habían contrapuesto como imágenes, respectivamente, de la cultura y de la naturaleza, mientras que en realidad representaban dos expresiones de cultura diferentes, dos maneras diversas de construir la relación entre el hombre y el medio.
De este injerto nació un régimen alimenticio caracterizado principalmente por la variedad de los recursos y de los productos consumidos, variedad de la que surge la extraordinaria riqueza del patrimonio alimenticio y gastronómico europeo, que aún hoy es único en el mundo.
Dominio del tiempo y el espacio La dinámica entre naturaleza y cultura se expresa también en su problemática relación, a veces ambigua, instaurada desde las sociedades tradicionales con el tiempo, es decir, con la estacionalidad de los productos alimenticios, con los ritmos anuales de rendimiento de las plantas y de los animales.
Armonizar el ritmo de vida propio con el de la naturaleza ha sido siempre una exigencia primaria de los hombres, que, sin embargo, al mismo tiempo perseguían el objetivo de controlar, modificar y hacer frente a los principios naturales. El edén, el paraíso terrestre, en la Biblia no conoce estaciones: una eterna primavera permite a los hombres tener siempre alimentos frescos, siempre a mano, siempre iguales a sí mismos.
- Lo mismo sucede en Jauja, el lugar mágico de la abundancia soñado por el imaginario popular de la Edad media y Moderna.
- La ciencia y la técnica (primero en el ámbito de la economía agrícola y después a través de la revolución industrial) han estado siempre al servicio de este proyecto, mediante dos líneas de acción principales: prolongar el tiempo y detenerlo.
Las estrategias para alcanzar estos objetivos fueron, respectivamente, la diversificación de las especies y las técnicas de conservación de los alimentos. El primer objetivo era diversificar las especies para hacerlas producir durante más tiempo a lo largo de todo el año.
Los textos agronómicos de todas las épocas han dedicado muchas páginas a esta cuestión. La multiplicación del número de especies cultivadas y los cuidados prestados a la diversificación de sus tiempos decrecimiento pretendían superar, ampliamente, los límites naturales de producción: por ejemplo, se seleccionaban y cultivaban muchas especies de manzanas, peras y otras frutas.
El segundo objetivo es elaborar métodos eficaces de conservación de los productos vegetales y animales, para poder utilizarlos más allá de su ciclo natural de crecimiento. La alimentación campesina, en particular, ha tendido siempre hacia productos y comidas que se podían conservar durante mucho tiempo, sobre concentrándose en aquellos, como los cereales y las legumbres, que se podían almacenar durante meses, o incluso años, simplemente conservándolos en lugares secos, elevados o subterráneos.
En cuanto a los alimentos perecederos, se han dedicado muchas energías a lo largo de los siglos con el objetivo de elaborar técnicas muy diferentes para mantenerlos en sazón Antiguamente se trataba de mantener los alimentos como la naturaleza los producía aislándolos del aire, por ejemplo -aconsejaba Aristóteles- envolviendo las manzanas en una capa de arcilla.
Pero el método de conservación más usado fue el secado, practicado al calor del sol (allí donde el clima lo permitía) o bien con el humo (en los países fríos), pero más normalmente (y en todas partes) con la sal, protagonista de primerísimo plano de la historia de la alimentación, ya que, además de dar sabor a los alimentos, tiene la propiedad de secarlos y por tanto de mantenerlos en sazón.
Carne, pescado y verduras se han conservado tradicionalmente en sal, lo que constituía la principal garantía de subsistencia de una economía rural que no podía confiarse al mercado cotidiano o al capricho de las estaciones. Por este motivo, podemos pensar en el gusto salado como la característica de la cocina pobre.
Otros procedimientos de conservación fueron aquellos a base de vinagre y aceite (el primero mucho más accesible que el segundo), de miel y de azúcar. Este último, introducido en Europa en la Edad media, fue durante mucho tiempo privilegio de unos pocos, y solo perdió su carácter elitista a principios del siglo XIX: se creó entonces, durante varios siglos, una contraposición entre gusto dulce y gusto salado como atributos de modelos alimenticios socialmente diferenciados.
- Sin embargo, en general, todas estas sustancias (la sal y el azúcar o la miel y el vinagre o el aceite) servían para conservar productos solo a costa de «modificar» de manera más o menos radical su gusto original.
- El mismo principio -manipular y modificar las cualidades naturales de los alimentos- valía para una técnica también muy difundida como la de la fermentación, decisiva desde el punto de vista cultural (y simbólico, si se quiere) por ser la expresión de la capacidad humana de sacar ventaja, controlándolo, de un proceso natural en sí mismo negativo como el de la putrefacción.
De esta capacidad nacieron inventos extraordinarios como el queso y otros derivados de la leche, los jamones y otros fiambres que unen la fermentación y la salazón. La fermentación ácida de verduras como la col se utilizó en regiones centro-septentrionales de Europa, en China, Japón y otras regiones del mundo.
- Solo el uso del frío (además de las técnicas «selladoras» de las que hablaba Aristóteles) podía permitir formas de conservación más respetuosas con la naturaleza original de los productos.
- Desde la Antigüedad se ha recogido y utilizado nieve y hielo para este fin, ya sea en estructuras privadas (neveras de las casas patronales o agrícolas), ya sea por iniciativa pública (en París la última nevera común fue construida a mediados del siglo XIX).
La industria del frío, que durante el siglo XIX creó los primeros frigoríficos y más tarde los congeladores, ha marcado un cambio decisivo hacia la posibilidad de conservar los alimentos sin alterar el gusto de base. Los métodos de conservación de los alimentos, perfeccionados bajo el impulso del hambre, han sobrepasado rápidamente tal dimensión con una especie de transferencia tecnológica que los ha visto aplicados a la alta gastronomía: han nacido así muchas delicatesen destinadas al mercado.
- Pensemos en el fiambre y en los quesos, o en la gran tradición de las confituras, «productos típicos» que constituyen una parte decisiva de nuestro patrimonio gastronómico.
- De este modo se revelan los lazos, a veces insospechables, entre el mundo del hambre y el del placer.
- El invento no nace solo del lujo y el poder, sino también de la necesidad y la pobreza -y, en el fondo, es esta la fascinación de la historia de los alimentos: descubrir cómo los hombres, con su trabajo y fantasía, han intentado transformar las dentelladas del hambre y el ansia de la penuria en potenciales ocasiones de placer.
La lucha por el dominio del espacio es una especie de alternativa (o variante) al juego del tiempo: procurarse el alimento en otros lugares, más o menos lejanos, intentando vencer la servidumbre del territorio además del cambio estacional de los productos.
La acción sobre el espacio y la acción sobre el tiempo se entrecruzan y refuerzan una a otra. Pero con el paso de los siglos la primera tiende a ser más importante que la segunda; el fenómeno es visible ya en la Edad media, con el crecimiento de las rutas comerciales, y siempre es más evidente con los viajes alrededor del mundo, que se multiplican a principios del siglo XVI.
El paso decisivo fue la revolución de los transportes, inducida por la industrialización de los siglos XIX y XX, que permitió resolver en otro lugar los problemas de aprovisionamiento alimenticio, restándoles importancia a las técnicas de diversificación productiva y a las de conservación, o al menos combinándose con ellas con un peso cada vez más significativo.
- Finalmente, la relación de los hombres con el espacio se ha modificado radicalmente, ampliándose hasta explotar en la lógica de la aldea global.
- Hoy en día en los países industrializados es posible encontrar productos frescos en cualquier época del año, utilizando el sistema-mundo como área de producción y de distribución.
Esto constituye una auténtica revolución, si pensamos en la nueva dimensión planetaria de la economía alimenticia y en la amplitud del cuerpo social involucrado (al menos en los países ricos, los mecanismos del mercado global y la drástica bajada de los costes han alargado, potencialmente, la franja de consumidores a casi la totalidad de la población).
- En el plano cultural, sin embargo, esta revolución solo es aparente: las necesidades y los deseos que satisface son necesidades y deseos antiguos, aunque en un tiempo se cumplían en espacios más limitados y para un número más reducido de consumidores.
- Los alimentos fuente de conflictos sociales Y el hombre creó sus plantas y sus animales.
Pero aquel hombre históricamente no existe, es una abstracción que se encarna en hombres concretos, que viven en sociedades más o menos complejas en el interior de las cuales los enfrentamientos de poder y los conflictos por el control de los recursos son una realidad permanente.
- En las sociedades más simples la contraposición se da entre clases dominantes y clases subordinadas en comunidades y territorios.
- Por ejemplo, la sociedad feudal de la Edad media europea vio emerger un grupo dominante de señores que controlaban el trabajo campesino, el aprovechamiento del bosque y los intercambios comerciales.
En una palabra, los nudos de la producción y de la economía alimenticia. En este contexto las revueltas o, más a menudo, las protestas campesinas (que raramente asumen el peso y la amplitud de verdaderas revueltas) tienen como objetivo el mantenimiento de derechos adquiridos, cuando estos se ponen en duda: esto ocurre, en particular, cuando el privilegio señorial tiende a excluir del uso del bosque a la población, reservando para sí los derechos de caza o pasto.
La popularidad de leyendas como la de Robin Hood refleja no solo la fascinación por las aventuras al margen de la ley, sino también «la imagen utópica de un mundo en el que se pudiese ir a cazar y comer carne libremente». La libertad de acceso a los recursos naturales es un motivo central en las reivindicaciones de los campesinos ingleses en 1381, así como en la Alemania de 1525.
En Italia, el país de más fuerte y decisiva tradición urbana, se ejercieron formas análogas de dominio por parte de la ciudad sobre el territorio circundante, que en la Edad media tomó el nombre de contado (del que viene contadini). El condado se convertirá en un espacio de control ciudadano sobre todas las de la producción alimenticia: el trabajo de los campesinos, la distribución de los productos a través de los mercados o las manufacturas alimenticias.
También en este caso un grupo dominante (la clase de poder en la ciudad) logra imponer un «orden» alimenticio que tiene como primer objetivo satisfacer las propias necesidades (el aprovisionamiento de productos para los mercados y consumos urbanos) normalmente con perjuicio del consumo de la comunidad rural sometida.
Las tensiones explotan sobre todo en los casos de penuria alimenticia o de carestía, cuando los habitantes del condado se agolpan a las puertas de la ciudad en busca de comida y son -en los casos más dramáticos – violentamente expulsados. Más complejos son los conflictos «transversales», que no ocurren en el interior de un conjunto social y político, sino entre una sociedad (su grupo dominante) y otra.
Aún refiriéndonos a los ejemplos precedentes, si un señor feudal o una ciudad controlaban los recursos alimenticios del territorio sometido, al mismo tiempo se establecían tensiones y conflictos con otros señores y otras ciudades, que podían llevar a una relación dominante/dominado entre las dos instituciones paralelas.
En la época de desarrollo de los estados nacionales o de sistemas políticos más complejos, la relación dominante/dominado se aplicaba a mayor escala, Es típico el caso de la Inglaterra moderna, que a través de la clase de los terratenientes ejercía un estrecho control sobre los recursos alimenticios irlandeses, haciéndose llegar los productos más valorados (carnes, trigo etcétera) y dejando en el lugar, destinados al consumo local, solo los productos de menor valor comercial y nutritivo.
Gracias a este mecanismo, durante el curso del siglo XIX los campesinos irlandeses se vieron obligados a consumir casi exclusivamente patatas, de modo que la doble carestía de 1846 y 1847 diezmó a la población y la empujó a cruzar el océano: no por falta absoluta de comida, sino porque el sistema económico-alimenticio estaba gobernado por un rígido mecanismo de dominio del más fuerte sobre el más débil.
Además, a principios del siglo XVI los mecanismos de control del espacio alimenticio habían crecido a escala mundial, con la afirmación del dominio europeo (Estados y compañías privadas de explotación) en el continente asiático y, tras el «descubrimiento» de Colón, en el americano.
En todas las latitudes, los equilibrios económicos y las estructuras productivas del Nuevo Continente fueron alteradas en favor de los dominadores europeos, que utilizaron los territorios conquistados como espacios productores de comida, exportando a ultramar todos los productos fundamentales de la dieta europea, plantas y animales: antiguas plantas mediterráneas (la clásica tríada trigo, vid y olivo) así como los principales animales de pasto (bueyes, caballos, cerdos) pasaron en aquellos años más allá del gran mar océano.
Lo mismo sucedió con el café y la caña de azúcar, productos de origen mediooriental que los árabes y los turcos habían descubierto a los occidentales y que estos no tardaron en trasplantar en las colonias americanas para satisfacer los nuevos deseos del Viejo Continente, con lo que comenzó un capíitulo importante en la historia de la colonización y del esclavismo.
- Menos devastadora fue la transformación de las economías asiáticas, que, sin embargo, también estuvieron muy condicionadas por los intereses de las compañías comerciales y el consumo de los europeos.
- El encuentro entre países ricos y países pobres, que, a pesar de la buena voluntad de unos pocos y el ambiguo paternalismo de muchos, revela cada vez más el gigantesco conflicto de intereses contrapuestos que caracteriza la sociedad actual, es casi la versión ampliada -fruto de la economía global de los enfrentamientos por el control y el uso de recursos alimenticios que desde siempre han acompañado la historia de los hombres.
Las diferencias culturales en las formas de cocinar Las tensiones culturales que implican las prácticas de cocina hacen que no sean ideológicamente neutras y no sea fuente de discrepancias. Por ejemplo, la costumbre de Carlomagno de comer carne asada y su rechazo a la carne hervida es fácil intuir, más allá de las predilecciones individuales, también están presentes algunos valores culturales bien definidos, como los que Lévi-Strauss nos ha enseñado a leer en las modalidades de cocción de los alimentos.
- No solo en las sociedades tradicionales, sino incluso en la actualidad, lo asado y lo hervido desempeñan funciones opuestas en el plano simbólico, «significan» cosas diferentes en el habitual juego de oposiciones entre cultura y naturaleza, lo doméstico y lo salvaje.
- Oposiciones ambiguas, porque incluso la elección a favor de la naturaleza es eminentemente cultural.
En la elección de los alimentos y de las técnicas de cocción, el asado está precisamente en la parte de la «naturaleza» y de lo «salvaje», porque no requiere otros medios además del fuego, sobre el que la carne se cuece violenta y directamente. ¿Qué otra cosa podríamos imaginar al final de una batida de caza, como las que solían hacer los aristócratas medievales y del Antiguo Régimen, sino un animal asado, girando sobre las llamas de una hoguera? Para aquellos hombres el gusto fuerte de la carne asada era una costumbre que rozaba la obviedad, y como tal aparece en la descripción de las costumbres de Carlomagno.
Lo hervido, en cambio, que «media» a través del agua la relación entre fuego y comida, y requiere el uso de un recipiente o sea una manufactura «cultural»- para contener y cocinar las carnes, tiende a asumir significados simbólicos ligados más bien a la noción de domesticidad. El ámbito natural de este tipo de preparaciones es, de hecho, más la cocina campesina que el bosque.
Una verdad que se prolonga hasta nuestros días y ha sido confirmada por una gran cantidad de indicios, no solo escritos sino también arqueológicos. La gran protagonista de esta cocina (como hasta hace poco tiempo sucedía en nuestros campos) era la olla colgada sobre el fuego siempre encendido protegido por un círculo de piedras en medio de la habitación.
- También en las chimeneas de pared de las casas burguesas, se colgaban ollas, e incluso las cocinas monásticas daban preferencia a las preparaciones en olla (de carnes pero sobre todo de legumbres y verduras).
- Los valores simbólicos atribuidos a los hervidos (domesticidad, cultura, una «dulce» relación con la comida-se basaban en una realidad de mayor economicidad y rentabilidad (valores importantes en el mundo campesino y extraños para la mentalidad aristocrática).
Cocinar en una olla, en vez de hacerlo directamente en el fuego, significaba no desperdiciar los jugos nutritivos de la carne, retenerlos y concentrarlos en el agua. El caldo así obtenido se podía reutilizar para otras preparaciones, junto con nuevas carnes, cereales, legumbres o verduras.
- Cuando se usa una olla se piensa en el ahorro, en la conservación.
- Además, el empleo del agua era indispensable cuando se trataba de cocinar carnes saladas, como eran, en su mayor parte, aquellas consumidas por los campesinos (mientras que la carne fresca era más bien una señal de privilegio social).
En la oposición asado/hervido hay también, implícita, una contraposición de género. La olla que hierve en el fuego doméstico pertenece a la competencia femenina. La gestión del fuego para asar la carne es frecuentemente una operación masculina, que inspira imágenes de brutal simplicidad, de dominio inmediato sobre las fuerzas naturales.
En toda su ambigüedad, estas imágenes continúan condicionando nuestra manera de pensar la relación con los alimentos. Las barbacoas al aire libre, que ostentan gestos rudos y maneras esenciales, son el residuo de sugestiones antiguas, que aún hoy se contraponen a la complejidad de la cocina elaborada y doméstica.
Los utensilios de picnic se compran hoy en el supermercado y el carbón listo para usar sustituye a la búsqueda de leña y ramas para encender el fuego, pero la ilusión es siempre la de una relación fuerte y directa con la naturaleza, para construir o reencontrar.
El estilo de vida del cazador, o quizá del vaquero, no ha perdido su fascinación e incluso puede llegar a ser un factor de identidad nacional cuando se asimila de manera consciente al ideal de una sociedad, como la estadounidense, que admira la cocina europea pero sigue considerándola excesivamente sofisticada.
Cocina y prácticas de salud El uso del fuego y las prácticas de cocina sirven para «mejorar» los alimentos, desde el punto de vista no solo del gusto sino también de la seguridad y de la salud. La complicidad entre cocina y dietética (5) es un dato permanente y, por así decirlo, originario de la cultura alimenticia, que quizá podamos atribuir al momento mismo en el que el hombre aprendió a usar el fuego para cocinar los alimentos.
- Este simple gesto tuvo seguramente desde el inicio el objetivo de hacer la comida más higiénica y más sabrosa: podemos decir que de algún modo la dietética nace con la cocina.
- Con el paso del tiempo esta relación se hizo más consciente y elaborada, y evolucionó como ciencia dietética dentro de la reflexión y la práctica médica: así sucedió en la Grecia antigua, donde, entre los siglos V y IV a.
de C., Hipócrates de Cos fundó una escuela de pensamiento que duró en Europa un par de milenios; así sucedió en otras civilizaciones como la india o la china, que elaboraron un pensamiento médico y filosófico estrechamente ligado a las prácticas de cocina, lleno de significativas conexiones con la tradición occidental.
- La medicina premoderna ha sido definida a menudo como «galénica» en honor del médico romano Galeno de Pérgamo (siglo I a.
- De C.), cuyas enseñanzas, que retomaban y desarrollaban las teorías de Hipócrates, permanecieron vivas hasta pasado el siglo XVII.
- Esta se basaba en un principio fundamental, del que derivaba la mayor parte de las ideas y las prácticas relativas al cuidado del cuerpo: cada ser vivo -hombres, animales, plantas- posee una «naturaleza» particular debida a la combinación de cuatro factores, combinados de dos en dos: calor y frío, seco y húmedo.
A su vez, estos derivan de la combinación de cuatro elementos (fuego, aire, tierra y agua), que constituyen el universo. El hombre puede decir que goza de una salud perfecta cuando en su organismo los diferentes elementos se combinan de manera equilibrada, proporcionada.
Si uno de ellos prevalece sobre los demás, por un estado ocasional de enfermedad, por la edad (los jóvenes son más «cálidos» y «húmedos», los ancianos más «fríos» y «secos»), por el clima y el ambiente en el que uno vive, por la actividad que se desarrolla o por cualquier otra razón, es indispensable restituir el equilibrio con las medidas adecuadas, como el control de la alimentación.
Por ejemplo, la persona que esté afectada por una enfermedad que le hace demasiado «húmedo» debe preferir alimentos de naturaleza «seca», y viceversa. El individuo que goza de buena salud, en cambio, debe consumir alimentos equilibrados o, como se decía, «moderados».
Justo aquí es donde interviene la cocina, entendida como el arte de la manipulación y de la combinación, dado que en la naturaleza no existen alimentos perfectamente equilibrados. Se necesita por lo tanto una intervención para corregir las cualidades naturales del producto (clasificadas según una complicada tabla de intensidad o «grados») y reconducirlos a su justa medida.
Si un alimento está desequilibrado por «calor», habrá que modificarlo hacia el «frío», o bien acompañarlo con ingredientes «fríos» según dos líneas principales de actuación: las técnicas de cocción y las modalidades de combinación entre alimentos. Sobre esta base se asienta la idea, típica de la cultura antigua, medieval y renacentista, de que la cocina es fundamentalmente un artificio, un arte combinatorio que tiende no ya -como nos podría parecer obvio- a valorizar la naturaleza de los productos, sino a rectificarla, a corregirla.
El hecho de considerar un alimento como “caliente” o “frío”no depende tanto de su temperatura sino del valor simbólico que se le adjudica pudiendo variar éste de una cultura a otra. Así, la Medicina Tradicional China se basa en la alternancia y equilibrio de dos energías Universales y Primarias: el Ying y el Yang (13): El Ying es materia y simboliza el frío, la noche, la mujer, la luna El Yang es energía y simboliza el día, lo masculino, el sol, el calor Por lo tanto, cualquier desviación de la salud sería un desequilibrio en este sistema consistiendo, de forma muy simplificada, en la falta de Ying y exceso de Yang (ardor de estómago, úlcera, alergia alimentaria, gastroenteritis) o falta de Yang y exceso de Ying (estreñimiento, obstrucción intestinal, cáncer colo-rectal).
De esta manera, una yangnificación del estómago (uno de los cinco órganos principales y generador de la energía básica para el funcionamiento vital, lo que en términos de fisiología occidental llamamos proceso metabólico de oxidación-reducción) produciría calor, dolor, infección, postración, etc y se trataría con una alimentación fría o Ying.
Cualquier órgano o víscera es susceptible de sufrir estos procesos de exceso o falta de Energía, de hecho, en Medicina Tradicional China también se habla de la Yangnificación del Mental, concepto que se correlacionaría en la Medicina Occidental con un exceso de emotividad, ansiedad, y angustia que podría llegar a convertirse en un cuadro de características maniformes y/o histéricas en el que estarían desaconsejados el trigo, el pollo, las carnes rojas (por ser alimentos calientes) y el sabor amargo siendo su tratamiento dietético con alimentos fríos como el guisante, el cerdo y los sabores salados.
Bajo esta óptica se explican, sobre todo, las indicaciones sobre cómo cocinar los alimentos, que encontramos tanto en los recetarios de cocina como en los textos de dietética: una correspondencia precisa que debe mediar entre el tipo de carne (de diferente calidad según el género, la edad y el sexo del animal) y la cocción a la que está destinada.
- Si las carnes son secas, será preferible añadir agua, o sea, hervirlas; las húmedas habrá que secarlas, asándolas.
- «Las carnes de ciervo se comen hervidas -escribe el médico Antimo en el siglo vi-; los asados, si son de ciervo joven, son buenos.
- Pero si el ciervo es viejo, son pesados.
- Criterios análogos orientan las combinaciones, otro punto fuerte de la dietética antigua y medieval que ha determinado muchas elecciones en el campo gastronómico.
Elecciones que más tarde entraron en la costumbre y se conservan en la actualidad: ¿por qué se come el queso con peras o el melón con jamón? La combinación se basa en ambos casos en la dietética premoderna, que desconfiaba de muchos tipos de fruta (entre los que se encuentran las peras y el melón), juzgados como excesivamente húmedos y peligrosos para la salud: la función del queso o el jamón (ambos «secos») era la de «secar» la naturaleza de los productos a los que acompañaban.
- Como alternativa se puede recurrir al elemento secante por excelencia, la sal (en Francia se acostumbra rociar con ella el melón).
- Pero aquellas frutas no son solamente húmedas, sino también peligrosamente frías.
- Acompañando el melón con un vino fuerte y dulce (en Francia se sirve a menudo con un vasito de oporto) el problema se resolverá de manera excelente.
En cuanto a las peras, no es casualidad que aparezcan cocidas en vino en la mayor parte de los menús medievales y renacentistas (incluso hoy en día es una tradición que se conserva en muchos lugares). El «cocinero galénico», en cuya profesionalidad se reúnen el arte de la cocina y la sabiduría médica, presta una extraordinaria atención también a las salsas, que, oportunamente combinadas con carnes y pescados, tienen precisamente el objetivo de equilibrar las viandas, haciéndolas al mismo tiempo digeribles y sabrosas.
¿Qué es una alimentación consciente?
¿Cómo conseguir una alimentación consciente? El ritmo de vida que hoy llevamos hace que vivamos en modo ” piloto automático ” y que nos desconectemos de nuestras sensaciones y emociones, adquiriendo prácticas que pueden ser perjudiciales para nuestra salud.
- Una de estas es nuestra relación con la comida cuando la utilizamos como una forma de calmar sentimientos incómodos y no nos damos cuenta qué comemos ni cuánto comemos o lo hacemos tan rápido que no lo disfrutamos.
- Le quitamos la importancia que merece el comer.
- Logramos que nuestro cuerpo se alimente, pero nuestra mente no lo hace.
La alimentación consciente es el proceso de darse cuenta de todo lo que te rodea antes, durante y después de una comida. Implica comer usando todos los sentidos, reconociendo las sensaciones, pensamientos y emociones que surgen relacionadas con la comida.
Es mirar los alimentos de una forma distinta que permita mejorar la relación con estos, para disfrutarlos de manera plena y libre de remordimientos. Es una forma de despertar el placer en el simple hecho de comer. Esta práctica tiene su origen en el mindfulness, el cual nos enseña a prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación.
Es concentrarse en el aquí y el ahora, sin juzgar lo que sentimos o pensamos. Es muy importante distinguir entre el hambre fisiológica y las ganas de comer con antojo, Siempre hay que preguntarse ¿Por qué estoy comiendo? Si es por ansiedad, pena, angustia, frustración o cualquier otra emoción, es mejor evitar comer, ya que no seremos conscientes de lo que ingerimos.
- Permite disfrutar plenamente de una comida y de la experiencia de comer.
- Ayuda a construir una buena relación con los alimentos y mejorar hábitos alimentarios.
- Ayuda a prevenir comportamientos alimentarios poco saludables, como los atracones.
- Ayuda al control y la pérdida de peso,
¿Qué necesitamos para practicarla? Sabemos que comer de manera consciente puede tomar tiempo, por eso te dejamos algunas recomendaciones.
- Bebe un vaso de agua y realiza un par de respiraciones antes de comer. Te ayudará a centrarte en el momento presente
- Involucra los sentidos, conéctate con la comida con los 5 sentidos, siente el olor de los alimentos, reconoce los colores, las texturas, revive la sensación con cada bocado.
- Sirve raciones moderadas, con bocados pequeños, para esto una buena estrategia es utilizar platos y servicios más pequeños, le darás a tu cerebro la sensación de que estás comiendo más.
- Deja comida en el plato, así podemos desprogramar nuestro cerebro que está programado para comer todo lo que ve en el plato.
- Come lento o con tu mano no dominante, esto es un punto importante para sentirnos más satisfechos, para esto se puede realizar el ejercicio de masticar un número determinado de veces.
- Deja el cubierto en la mesa entre cada bocado, esto te permitirá que comas más lento
- Come en un lugar agradable. Sirve los alimentos de forma agradable visualmente, con la mesa bonita, en donde no haya tanto ruido ni interrupciones.
- Cocina y selecciona con conciencia ambiental lo que comes, reconocer el esfuerzo que hay detrás de cada alimento y el impacto ambiental que estos pueden generar.
- No te quedes con sensación de tener el estómago lleno, crea una escala de satisfacción, y trata de quedar en el 7, para esto comer lo que más te guste del plato primero y luego el resto.
- Anota en una agenda lo que estás comiendo y como te sientes en cada momento. Permite la toma de conciencia de los factores emocionales y la comida.
Si necesitas ayuda o apoyo, puedes contactar con nosotros. Estamos aquí para ayudarte y acompañarte. También puedes revisar más consejos e información en nuestra sección de psicología y salud Recuerda #QuedémonosEnCasa
¿Qué es la depresión alimentación?
Los alimentos que ayudan a combatir la depresión –
Alimentos ricos en triptófano. El triptófano es un aminoácido que influye sobre el estado de ánimo ya que estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor que genera una sensación placentera de tranquilidad, relajación y bienestar. Además, también disminuye la sensación de hambre, un aspecto muy importante, ya que las personas con tendencia a la depresión suelen experimentar una imperiosa necesidad de comer alimentos dulces. El pavo, el pollo, la leche, el queso y los huevos son algunos de los alimentos que contienen mayor cantidad de triptófano. Por otra parte, las frutas con más triptófano son: el plátano, la piña, el aguacate y la ciruela. Alimentos ricos en ácido fólico. Numerosos estudios realizados desde la década de 1940, cuando se descubrió esta vitamina, indican una relación entre el ácido fólico y la depresión. De hecho, se ha apreciado que las personas deprimidas tienen una deficiencia de esta vitamina. Por eso, se recomienda incluir en la dieta alimentos como el hígado de pollo o de ternera, los cacahuetes, las verduras de hoja verde como las espinacas y la acelga, así como los cereales integrales. Alimentos ricos en magnesio. La falta de magnesio provoca problemas de atención, dificultades de memoria y fatiga. De hecho, se trata de un mineral esencial para nuestro sistema nervioso y se ha demostrado que su deficiencia genera un estado de, Además, se conoce que en muchos casos los síntomas de la depresión pueden aliviarse con suplementos de magnesio. No obstante, también puedes encontrar este mineral en alimentos como el chocolate negro, los moluscos, los productos lácteos, los cereales integrales, las semillas de girasol, las almendras, la soja, el tofú, las bananas, la verdolaga y la acelga.
Alimentos ricos en omega-3. No es un ácido graso milagroso, pero se estima que los suplementos de omega-3 pueden reducir los síntomas de la depresión al menos en un 10%. También se conoce que este ácido graso es muy beneficioso para el cerebro y contribuye a aliviar los procesos inflamatorios. De hecho, no podemos olvidar que el cerebro es uno de los órganos que más lípidos contiene, y se estima que un tercio de los ácidos grasos que componen la materia gris pertenecen a la familia del omega-3. El pescado azul, los mariscos, la yema del huevo, las almendras, las nueces y el aceite de linaza son alimentos ricos en omega-3 que deberías incluir en tu dieta.
Para saber más:Si te interesa saber cómo equilibrar tu estado de ánimo a través de tu intestino, no dejes de leer este artículo:
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¿Cómo funciona el cerebro con la comida?
CONSEJOS –
La principal energía que necesita el cerebro para funcionar es la glucosa, que proviene de comer alimentos ricos en carbohidratos. Por medio de la alimentación, podríamos mejorar el humor y el comportamiento, ayudando a aliviar la depresión, la ansiedad, la neurosis y los trastornos del sueño.
¿Qué es el Mindfulness Eating?
La Alimentación Consciente o Mindful Eating consiste en aplicar la atención plena o Mindfulness al comer, poniendo atención e intención a la experiencia de pensamientos, emociones, sensaciones físicas y conductas que tienen lugar antes, durante y después del acto de comer. En nuestra historia de aprendizaje, incorporamos patrones disfuncionales de relación con la comida, otorgando al comer el poder de cubrir necesidades ajenas al hambre. Cualquiera puede identificar experiencias en las que haya comido por aburrimiento, por soledad, por insistencia del entorno, o, sencillamente, porque hay comida en el plato.
- Los estilos de ingesta, que son disparadores de la conducta de comer y que no tienen relación con las señales interoceptivas de hambre y saciedad, están detrás de gran parte de las conductas relacionadas con el acto de comer.
- Hay tres estilos de ingesta: el restrictivo, relacionado con la mentalidad de dieta, de prohibición, de escasez y que es insostenible a medio y largo plazo, ya que la restricción de algunos tipos de alimentos suscita el deseo de consumirlos; el emocional, que consiste en tratar de gestionar las emociones a través de la ingesta de alimentos y, el comer externo, que se da cuando el deseo de comer se dispara por señales que están fuera de nosotros mismos, tales como la presencia de alimentos, olores, colores, etc.
Los estilos de ingesta no son un problema en sí mismos, la verdadera cuestión es la gran desatención y desconexión con las señales del propio cuerpo. La Alimentación Consciente propone un modelo desde el que la relación con la comida esté basada en la atención a las propias señales internas, equilibrando tres fuerzas fundamentales: la satisfacción, entendida como el placer y el bienestar, el cuidado, entendido como la atención a las propias necesidades físicas, psicológicas, emocionales y sociales, y la salud.
¿Por qué comer es una necesidad?
Beber y comer es la necesidad de todo organismo de ingerir y absorber alimentos de buena calidad en cantidad suficiente para asegurar su crecimiento, el mantenimiento de sus tejidos y la energía indispensable para su buen funcionamiento.
¿Cuáles son los síntomas si no comes bien?
5 señales que demuestran que no estás comiendo suficiente Todos tenemos semanas en las que no nos sentimos en nuestro mejor momento. El estrés, agendas sobre pasadas, las enfermedades, el dolor y el ajetreo de la vida cotidiana todos ellos son factores que pueden afectar a nuestro apetito y la forma en que nuestros cuerpos regulan el hambre.
Eso nos lleva a comer mal, desordenado y a menudo menos de lo que debemos, por eso es importante fijarse en estas 5 señales que demuestran que no estás comiendo suficiente, Habitualmente no se habla demasiado al respecto de esta cuestión. Estamos más acostumbrados a escuchar mucho más sobre « como perder peso ” pero los medios no comparten el otro lado de la historia, que puede ser un desafío si lo que se desea es ganar peso de manera saludable, aumentando el apetito, al margen de la causa y/o el motivo.
Si bien los niveles elevados de cortisol pueden causar una sobrealimentación, las hormonas liberadoras de corticotropina, que también se liberan en respuesta al estrés, pueden suprimir el apetito. Esto puede hacer que se coma menos debido al estrés o disminuya a nivel general el apetito.
No ingerir suficiente comida y privar al cuerpo de nutrientes importantes se puede manifestar a través de un enlentecimiento general del metabolismo, Vamos a sumergirnos y echar un vistazo a las 5 señales que demuestran que no se está comiendo suficiente y por lo tanto no se están obteniendo suficientes proteínas, carbohidratos y grasas.
Si te has estado sintiendo completamente agotado durante varias semanas y te resulta cada vez más difícil levantarte de la cama sin importar cuanto duermas o la calidad de tu sueño, podría ser hora de volver a evaluar tu alimentación. Es posible que si no estás consumiendo suficientes calorías o la densidad adecuada de energía de los alimentos, entonces probablemente vas a sentir baja energía en algún momento.
Las mujeres deben consumir alrededor de 1.600-2.400 calorías diarias (dependiendo de la edad y actividad física) y los hombres entre 2.000-3.000. Esto son solo pautas, por lo que, si llevas un estilo de vida muy activo y haces ejercicio con frecuencia, es posible que debas consumir más calorías que el promedio.
También hay que ser consciente de la calidad, no de la cantidad de calorías que estás consumiendo. Alimentar el cuerpo con proteínas de calidad, carbohidratos complejos y grasas saludables te ayudará a aumentar los niveles de energía acelerando tu metabolismo.
Pobre cognición y productividad (es decir lagunas mentales)
Esto nos sucede a todos pero la laguna mental frecuente podría ser la forma en que tu cuerpo te está diciendo que no te estás nutriendo adecuadamente, La laguna mental puede ser un signo de varios problemas de salud, pero lo más común es un alto estrés o manejo deficiente del este, no comer suficientes nutrientes y no comer con una rutina para que tus niveles de energía (azúcar en la sangre) permanezcan estables.
Pérdida de cabello y uñas quebradizas
Si no estás comiendo suficiente comida o no estás obteniendo suficientes nutrientes, los órganos de mayor prioridad tomarán la iniciativa para obtener esos nutrientes, como tu cerebro, corazón, etc. Pero se sabe que el cuidado del cabello, la piel y las uñas está estrechamente relacionado con lo que uno come, la cantidad de minerales, grasas saludables, proteínas y nutrientes generales que tu cuerpo absorbe.
Estado de ánimo irritable
Si estás luchando contra un día ocupado y tienes que salir corriendo sin desayunar, tu nivel de azúcar en la sangre baja y tu estado de ánimo también lo hace, Los estudios demuestran que los niveles bajos de glucosa pueden causar agresión y comportamiento violento.
- Entonces, cuando no has comido nada, hay una razón por la cual no te sientes bien.
- Además este estado de ánimo irritable también puede causar dolores de cabeza, migrañas, aturdimiento y náuseas,
- Come de un modo regular e ingiere alimentos saludables.
- Disfrutar de comidas te ayudará a mantener el azúcar en la sangre estable, por lo que te mantendrás en el buen camino de un estado de ánimo positivo, buena energía y sintiéndote centrada/o en tu mejor yo.
Una vez identificadas esas señales que demuestran que no estás comiendo suficiente, ponte a trabajar en ello prestándole a la alimentación, la atención que merece. Cursos que pueden ayudarte, ver en el apartado de alimentación. : 5 señales que demuestran que no estás comiendo suficiente
¿Qué puede causar el no comer?
¿Dejas de comer por varias horas? Esto es lo que le pasa a tu cuerpo Falta de concentración, mareos y fatiga, diabetes, gastritis, sobrepeso y daño neuronal pueden ser las c onsecuencias de ayunar de manera constante y por periodos prolongados. Dejar de comer por más de seis horas cuando se está despierto, puede considerarse ayuno, y esto puede suceder en cualquier momento del día, aunque se identifica más con la omisión del desayuno.
“En niños puede haber una dificultad en procesos cognitivos, como el aprendizaje, el memorizar algunas cuestiones, entonces tenemos niños que tal vez van a la escuela sin desayunar y tienen problemas en la escuela”, indicó el nutriólogo del Hospital Juárez de México, Salvador Ortiz Gutiérrez.Con personas mayores puede haber dificultades al realizar operaciones muy concretas, como por ejemplo manejar, entonces ahí podemos tener un impacto importante de no desayunar debido a esa falta de la glucosa que requiere el cerebro para funcionar adecuadamente, agregó.Ir tarde para el trabajo o a la escuela, la inapetencia (sobre todo matutina) y el deseo de bajar de peso, son las razones más comunes por las que algunas personas omiten el desayuno o alguna de las otras comidas fuertes, poniendo en riesgo la salud.”Hay muchos estudios que han demostrado que la omisión del primer alimento del día y también de horarios en la estructura para el resto de los alimentos aumenta el riesgo de obesidad, de hipertensión y diabetes”, indicó Carlos Alberto Aguilar Salinas, coordinador de la Unidad de Investigaciones Metabólicas del INCMNSZ.Otro riesgo es que se provoque una gastritis, debido a que, al no recibir alimentos, el ácido gástrico irrita en forma constante al estómago.Sobre la ganancia de peso, detalló que ésta se origina principalmente por la falta de control de la saciedad, pues el organismo hambriento consume todo lo que puede cuando se presenta la oportunidad de comer después de un ayuno prolongado.”Lo que hace daño es comer en exceso después de ese periodo de ayuno, esa pérdida del control de la saciedad, pues en lugar de comer porque se sabe la cantidad y tipo de nutrimentos adecuados; simplemente se come por quitar el apetito, sin responsabilizarse de la cantidad de azúcares, de grasas y calorías que se están ingiriendo”, subrayó el especialista del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.En tanto que Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que en los últimos años lo que se ha visto es un cambio en los estilos de vida.”Hay ciertas conductas en la población que no ayudan a tener un estilo de vida saludable y, uno de ellos, es estar sedentario y tener poco tiempo para comer, y cuando hay poco tiempo para comer eligen algo rápido y con muchas calorías, y eso no es bueno para la salud”, apuntó.Los especialistas resaltaron la necesidad de tener horarios regulares para la ingesta de alimentos, pero sobre todo elegir comida natural y evitar productos súper procesados y empaquetados, pues contienen altas cantidades de azúcar y sodio que pueden llevar a la diabetes y a la hipertensión arterial, así como al sobrepeso.
: ¿Dejas de comer por varias horas? Esto es lo que le pasa a tu cuerpo
¿Que te da cuando no te alimentas bien?
Los malos hábitos alimentarios y la falta de realización de actividad física regular, pueden favorecer la aparición de enfermedades como la obesidad, hipertensión, colesterol o diabetes, entre otras. Es importante inculcar hábitos saludables desde la niñez que debe incluir no solo una alimentación balanceada, sino también, la práctica de al menos 30 minutos de actividad física diaria y la exclusión de vicios, a fin de prevenir enfermedades crónicas.
Además de evitar el sedentarismo a través de cualquier actividad física que permita estar en movimiento, ejercicios físicos, caminatas periódicas, u otra actividad de preferencia, junto con una alimentación saludable y equilibrada, se debe fomentar el consumo diario de frutas y verduras (cinco porciones en total de distintos colores), que aporta vitaminas y minerales necesarios para mantener el cuerpo sano.
Recuerde siempre optar por una comida fresca y nutritiva, y en lo posible evitar alimentos envasados listos para el consumo, es decir, alimentos procesados y ultraprocesados que contienen altos niveles de calorías, azúcares, grasas y sal. Una alimentación variada y equilibrada incluye los diversos grupos de alimentos: cereales, tubérculos y derivados, frutas, verduras, lácteos, carnes magras y aceites.
- Hoy te dejamos una receta saludable, guiso de carne con mandioca para 4 personas Ingredientes: mandioca 1 kg, ajo 3 dientes, carne molida ½ kg, tomate grande 2 unidades, 2 hojas de laurel, cebolla 2 unidades, orégano 2 cucharaditas, locote grande 2 unidades, comino, sal y pimienta en poca cantidad.
- Preparación: pelar la mandioca, limpiar y cortar en cubitos y dejar en agua.
Cortar las hortalizas y el ajo, luego, poner a cocinar y cuando esté reducida la salsa, echar la carne picada, cocinar por lo menos 20 minutos y luego agregar la mandioca picada revolviendo bien el agua necesaria. Por último, cocinar hasta que se ablande la mandioca.
¿Cómo eliges lo que comes?
¿Cómo eliges lo que vas a comer? Cuando estamos eligiendo que comer podemos hacerlo desde tres puntos de vista: El primero es llevarnos por lo que la cabeza nos dice: Debo comer esto porque es comida que no engorda, esta comida es baja en carbohidratos, esto está dentro de la comida de dieta y lo debo comer para bajar de peso o para no ganar más lonjas, etc.
Un segundo punto de vista es cuando pienso que la comida es insípida, que más que parecer de dieta parece comida de hospital, sin sabor o color. Esta comida no se me antoja, pero es lo que tengo que comer aunque no sea lo que quiero, porque de otra forma engordo. Entonces, realmente comemos sin estar convencidos de hacerlo.
Estas ideas nos torturan y al final, provocan más hambre. Pensando de estas dos formas estamos tomando la elección por lo que la cabeza nos dice, sin tomar en cuenta que estas ideas no vienen de la experiencia real, sino más bien, de lo que hemos aprendido de libros, revistas, comerciales y hacemos a un lado la experiencia.
Ambas formas de comer nos dejan insatisfechos, es decir, el estómago puede sentirse lleno, pero la sensación en la boca es de “quiero más” y no porque se tenga hambre física, la realidad es que tengo el deseo de comer rico y al no tener cubierta esa sensación pues nos quedamos con ganas de seguir comiendo.
Un tercer punto de vista para elegir qué comer, es tomar en cuenta el colorido de la comida, el olor, el sabor de lo quiero comer, quizá no son todos los platillos que preparamos y solo se nos antoja uno de ellos. Debemos elegir desde el “quiero”, lo que realmente deseamos comer, haciendo caso a la salud que quiero encontrar, haciéndole caso al hambre física.
Dejando de lado el horario o si es la comida que se come normalmente en el desayuno o cena, poniendo atención a nosotros mismos en este momento. Cuando elegimos qué comer y cuándo comerlo, entonces podremos hacerle caso a nuestras sensaciones físicas de hambre y saciedad; de esta manera quedaremos satisfechos con la cantidad y tipo de alimentos, por lo que la necesidad de seguir comiendo desaparecerá al estar satisfecho el estómago y la mente.
Recuerda que es muy importante poner atención en “Lo que me coma ahorita, me dirá como me sentiré más tarde”. Recetas de comida, botanas, postres, ensaladas y mucho más, y los mejores consejos de nuestros chefs, nutriólogos y coaches. : ¿Cómo eliges lo que vas a comer?
¿Cómo se forman los hábitos alimenticios?
Hábitos alimentarios Los hábitos alimentarios son comportamientos conscientes, colectivos y repetitivos, que conducen a las personas a seleccionar, consumir y utilizar determinados alimentos o dietas, en respuesta a unas influencias sociales y culturales.
El proceso de adquisición de los hábitos alimentarios comienza en la familia. La Infancia es el momento óptimo para adquirir unos buenos hábitos alimentarios. Estos se adquieren por repetición y de forma casi involuntaria, la familia tiene una gran influencia y esta se va reduciendo a medida que los niños crecen.
En la adolescencia, los cambios psicológicos y emocionales pueden influir en la dieta, dando excesiva importancia a la imagen corporal, tienen patrones de consumo diferentes a los habituales: comidas rápidas, picoteos En cambio en los adultos y en las personas de edad avanzada los hábitos alimentarios son muy difíciles de cambiar.
Como decía F. Grande-Covián:-” Es más fácil que un hombre cambie de religión que de hábitos alimentarios”. Los alimentos actúan como unión social, porque se comparten con la familia, amigos están siempre presentes en las demostraciones de amistad, cariño, etc. También permiten intercambios de ideas. Casi todos los acontecimientos humanos están ligados a eventos gastronómicos como las bodas, las ceremonias, las celebraciones, los congresos.
También existen factores que determinan los hábitos alimentarios como son los factores fisiológicos (sexo, edad, herencia genética, estados de salud, etc.), factores ambientales (disponibilidad de alimentos), factores económicos, o factores socioculturales (tradición gastronómica, creencias religiosas, estatus social, estilos de vida, etc.) En España los hábitos alimentarios se caracterizan por un consumo excesivo de alimentos, donde se consume gran cantidad de proteínas y de grasas.
¿Qué representa la comida en la sociedad?
La comida constituye un medio universal para expresar sociabilidad y hospitalidad. Compartir alimentos es una forma de crear y mantener un sentido de comunión dentro de un determinado grupo social.
¿Cómo influye el aspecto social en la alimentación?
Factores sociales y culturales en la nutrición Capítulo 4 En casi todos los países, los factores sociales y culturales tienen una influencia muy grande sobre lo que come la gente, cómo preparan sus alimentos, sus prácticas alimentarias y los alimentos que prefieren.
Sin embargo, los hábitos y prácticas alimentarias son rara vez la causa principal, o importante de la malnutrición. Por el contrario, muchas prácticas son específicamente diseñadas para proteger y promover la salud; un ejemplo es suministrar a las mujeres alimentos abundantes, densos en energía, durante los primeros meses después del parto.
Es verdad también, que algunas prácticas alimentarias tradicionales y tabúes de ciertas sociedades pueden contribuir a deficiencias nutricionales en grupos específicos de la población. Los nutricionistas deben conocer los hábitos y prácticas de alimentación de las comunidades donde trabajan, de manera que puedan ayudar a reforzar los elementos positivos y luchar para cambiar los negativos.
LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS Y SUS ORÍGENES Las personas tienen sus propias preferencias, rechazos y creencias respecto a los alimentos, y muchas son conservadoras en sus hábitos alimentarios. Se tiene la tendencia a aceptar lo que las madres preparaban, los alimentos que se servían en ocasiones festivas o los que consumían lejos de casa con amigos y familiares durante la infancia.
Los alimentos que los adultos comieron durante la infancia raramente no son aceptados posteriormente. Sin embargo, lo que una sociedad considera como normal o inclusive muy deseable, otra lo puede considerar como repulsivo o inaceptable. Muchas personas en Asia, África, Europa y el continente americano generalmente consumen y aprecian la leche animal, pero en China, rara vez se consume.
Las langostas, los cangrejos y los camarones se consideran alimentos valiosos y delicados por muchas personas en Europa y América del Norte, pero son repulsivos para otras tantas en África y en Asia, sobre todo para quienes viven lejos del mar. Los franceses comen carne de caballo y los ingleses generalmente no.
Muchas personas se deleitan con carne de monos, serpientes, perros y ratas o comen ciertos tipos de insectos, muchas otras encuentran que estos alimentos son muy desagradables. La religión puede tener una importante función en prohibir el consumo de ciertos platos.
- Por ejemplo, ni los musulmanes ni los judíos consumen cerdo, mientras los hindúes no comen carne y con frecuencia son vegetarianos.
- Los hábitos alimentarios difieren mucho con respecto a cuáles son los alimentos de origen animal que se prefieren, gustan y consumen.
- Los alimentos en cuestión, comprenden muchos que son ricos en proteína de buena calidad y que contienen hierro hemínico, los cuales son nutrientes importantes.
Las personas que no consumen tales alimentos carecen de la oportunidad de obtener con facilidad estos nutrientes. Por otra parte, quienes consumen en exceso carne animal, algunos alimentos marinos, huevos y otros alimentos de origen animal tendrán cantidades indeseables de grasa saturada y de colesterol en la dieta.
- El consumo equilibrado es la clave.
- Relativamente pocas personas o sociedades se oponen al consumo de cereales, raíces, legumbres, hortalizas o fruta.
- Pueden tener fuertes preferencias y gustos, pero la mayoría de quienes comen maíz también comen arroz, y casi todos lo que comen arroz, comerán productos a base de trigo.
Se dice con frecuencia que los hábitos alimentarios rara vez o nunca cambian y que son difíciles de modificar. Esto no es cierto; en muchos países los alimentos básicos actuales no son los mismos que se consumieron inclusive hace un siglo. Los hábitos y las costumbres alimentarias cambian y pueden ser influenciadas en formas diferentes.
- El maíz y la yuca no son nativos de África, aunque ahora son importantes alimentos básicos en muchos países africanos.
- Las patatas se originaron en el continente americano y más adelante se convirtieron en un importante alimento en Irlanda.
- Las preferencias alimentarias no se establecen ni se eliminan por caprichos y aficiones.
Frecuentemente los ajustes se originan en cambios sociales y económicos que se llevan a cabo en toda la comunidad o sociedad. El asunto importante no es qué tipo de alimentos se consume sino más bien, cuanto de cada alimento se come y cómo se distribuye el consumo dentro de la sociedad o de la familia.
La tendencia de muchos asalariados es gastar la mayoría de su sueldo en pocos días después de haberlo recibido, casi siempre resulta en una dieta familiar de valor nutritivo variable. La familia come mucho mejor justo después de un día de pago que antes del siguiente. Los salarios muchas veces se reciben mensualmente y, por lo tanto, parece indudable que un cambio a pagos semanales mejoraría la dieta del asalariado y de su familia.
La persona que controla las finanzas familiares influye (deliberadamente o sin intención) en la dieta de la familia y los alimentos que se dan a los niños. En general, si las madres tuviesen algún control sobre las finanzas, la dieta familiar sería mejor.
Cuando la madre tiene poco control sobre los ingresos de la familia, los arreglos alimentarios pueden volverse casuales o inclusive peligrosos. La educación nutricional ha tenido una importante influencia en los hábitos alimentarios, pero no siempre ha sido positiva. Felizmente, ya pasó el momento en que los nutricionistas promovían costosos alimentos ricos en proteínas a personas que no los podían comprar.
Desgraciadamente, la tendencia de escoger alimentos o nutrientes sea para promoverlos o para prohibirlos, no ha desaparecido, como tampoco la tendencia a tratar de enseñar mediante el temor y quitando el placer de comer. Sin embargo, el cambio siempre surge en forma lenta y los antiguos hábitos difícilmente terminan; las personas a que aprendieron estas antiguas lecciones son aún responsables de alimentarse a sí mismas y a sus familias, y pueden encontrar que es problemático cambiar de nuevo.
VENTAJAS NUTRICIONALES DE LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS TRADICIONALES Las dietas tradicionales en la mayoría de las sociedades en los países en desarrollo son buenas. Generalmente se requieren solamente cambios menores para permitir satisfacer las necesidades de nutrientes de todos los miembros de la familia.
Aunque la cantidad de alimento consumido es un problema más común que la calidad, este capítulo enfoca los tipos de alimentos y hábitos alimentarios. Comer ciertos alimentos ricos en proteína, como insectos, serpientes, monos, mangostas, perros, gatos, alimentos marinos poco comunes y caracoles, es definitivamente benéfico.
- Otro hábito nutricionalmente bueno es el consumo de sangre animal.
- Algunas tribus africanas punzan la vena de una res, sacan un recipiente lleno de sangre, paran el sangrado y consumen la sangre, por lo general después de mezclarla con leche.
- La sangre es un alimento rico y mezclado con leche muy nutritivo.
Una costumbre que se encuentra con frecuencia entre los pastores y otras personas es tomar leche agria o cuajada, en vez de fresca. La leche agria no pierde su valor nutritivo, pero a menudo reduce de modo sustancial el número de organismos patógenos presentes.
- En comunidades donde el ordeño no se realiza con buena higiene y donde los recipientes en los que se recibe la leche quizá están contaminados, es más seguro tomar leche agria y no leche fresca.
- La leche hervida es más segura.
- En muchas sociedades, por ejemplo en Indonesia y en partes de África, fermentan de manera parcial los alimentos antes de consumirlos.
La fermentación puede mejorar la calidad nutritiva y reducir la contaminación bacteriana de los alimentos. El uso tradicional de ciertas hojas de color verde oscuro entre comunidades rurales es otra práctica benéfica que se debe estimular. Estas hojas son fuentes ricas de caroteno, ácido ascórbico, hierro y calcio; además, contienen cantidades útiles de proteína.
Las hojas verde oscuro no cultivadas o silvestres, como las hojas de amaranto, lo mismo que las de alimentos cultivados, por ejemplo calabaza, batata y yuca, son mucho más ricas en vitaminas que las hortalizas de hojas pálidas de origen europeo, como el repollo y la lechuga. Muchos horticultores expatriados en África han intentado, a menudo, que los lugareños cultiven hortalizas europeas en vez de sus hortalizas tradicionales.
Muchas frutas silvestres son ricas en vitamina C; un ejemplo es la pulpa de las vainas del baobab, que se consume con frecuencia en África. Los métodos de preparación tradicional de granos suministran un producto más nutritivo que la molienda a máquina.
- Algunas comunidades hacen germinar semillas de legumbres antes de la cocción, lo cual mejora su valor nutritivo, como el humedecer los granos de cereal enteros antes de procesarlos para fabricar las cervezas locales y algunas bebidas no alcohólicas.
- Estas semillas y granos por lo general tienen un alto contenido de vitaminas del complejo B.
Por último, no se puede dejar de enfatizar el método de alimentación tradicional para recién nacidos – amamantarlos al pecho – es nutricionalmente superior a la alimentación con biberón (véase el Capítulo 7). TABÚES ALIMENTARIOS Numerosos hábitos y costumbres alimentarias son inadecuadas desde el punto de vista nutricional.
Algunas prácticas son el resultado de percepciones tradicionales sobre los alimentos que son susceptibles de cambiar por la influencia de pueblos cercanos, viajes, educación, etc. Otras prácticas alimentarias están ligadas a la existencia de tabúes. Un tabú puede existir en un país, en una tribu, en parte de ésta, o en ciertos grupos de la población.
Dentro de una sociedad puede haber costumbres alimentarias definidas en grupos de mujeres y niños, o mujeres embarazadas y niñas. En algunos casos las costumbres alimentarias tradicionales tienen que ver con un grupo de edad en particular, y en otras ocasiones un tabú puede estar relacionado con una determinada ocupación, como la caza.
- Otras veces, para algunos individuos, el tabú puede haber sido causado por algún suceso particular, como una enfermedad o una ceremonia de iniciación religiosa.
- Aunque estos temas corresponden al campo de la antropología, es importante para un nutricionista estar familiarizado con las costumbres alimentarias de las personas con el fin de estar capacitado para mejorar su estado nutricional a través de la educación en nutrición u otros medios.
Es evidente que la antropología y la sociología son importantes para el trabajador de la nutrición que está investigando o tratando de mejorar el estado nutricional de cualquier comunidad. Algunas costumbres y tabúes tienen orígenes conocidos y bastante comprensibles, aunque los motivos originales quizá no se conozcan en la actualidad.
Una costumbre se puede haber convertido en parte de la religión de una persona. Por ejemplo, el tabú judío contra el cerdo es probable que se introdujera para eliminar la tenia, prevalente en el cerdo, y que se consideraba mermaba la fuerza del pueblo judío. Aunque 2000 años después es posible comer cerdo sin peligro, los judíos no consumen esta carne.
Los musulmanes comparten estas ideas sobre el cerdo. En ninguno de los casos éste es un tabú nutricionalmente dañino. Muchos tabúes se relacionan con el consumo de alimentos ricos en proteína animal, sobre todo en grupos de comunidades que los necesitan.
- En África, hay un tabú sobre el consumo de huevo, que está desapareciendo rápidamente.
- Este tabú afecta en general a las mujeres, al creer que si comen huevos se vuelven estériles.
- La conexión psicológica entre la fertilidad humana y el huevo es obvia.
- En otros lugares, la costumbre tiene que ver con los niños, quizá para desanimar el robo de huevos de gallinas ponedoras, lo cual pondría en peligro la supervivencia de estas aves.
Otras costumbres también afectan, a menudo, a mujeres y niños en relación con el pescado. Estas costumbres pueden ser un tabú, pues las personas que no están acostumbradas al pescado no le gusta simplemente porque encuentran que su olor es desagradable o por su apariencia que es «semejante a una serpiente».
- Muchas culturas se resisten al consumo de leche o productos lácteos.
- Las costumbres que prohiben el consumo de ciertos alimentos que son nutricionalmente valiosos pueden no tener un importante impacto nutricional global, en particular si sólo uno o dos productos alimentarios son los afectados.
- Algunas sociedades, sin embargo, prohiben una amplia gama de alimentos a las mujeres durante el embarazo, por lo tanto se hace difícil seguir una dieta balanceada.
Muchos de los tabúes que existieron hace un cuarto de siglo y que son nutricionalmente indeseables, se han debilitado o han desaparecido como resultado de la educación, la mezcla de personas de diferentes sociedades y los viajes. Algunos de los tabúes que permanecen pueden parecer ilógicos y de origen oscuro, pero no es aconsejable que individuos foráneos traten de alterar los hábitos alimentarios establecidos, sin analizar sus orígenes.
- Aún más, no tiene sentido tratar de alterar un hábito que no afecta en forma negativa el estado nutricional.
- Los hábitos nutricionalmente negativos, como cualquier otro hábito, pueden ser cambiados por las personas que los tienen.
- En este aspecto, los individuos locales influyentes se pueden unir a los nutricionistas y convertirse en una alianza importante dedicada a erradicar la malnutrición.
Una conferencia por parte del presidente o un ministro del gabinete, la observación de un líder respetado de la tribu que coma algún alimento prohibido sin que sufra peligro alguno, o el retorno a la ciudad de personas locales educadas e ilustradas, será más efectiva que la prédica o estímulo de un forastero.
CAMBIO DE LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS En algunas partes del mundo los alimentos básicos han cambiado o están cambiando. El maíz, la yuca y las patatas, que se cultivan ahora en África en gran cantidad, se originaron fuera del continente. Como ninguno de estos alimentos se consumía en África hace unos cientos de años, es claro que los hábitos alimentarios de millones de personas han cambiado.
Una inmensa mayoría de africanos ha abandonado el ñame y el mijo por el maíz y la yuca, al igual que muchos en Europa cambiaron la avena, la cebada y el centeno por el trigo y las patatas. Los hábitos alimentarios cambian con rapidez. La dificultad, por supuesto, radica en tratar de promover y orientar cambios adecuados y detener los indeseables.
Con frecuencia es difícil descubrir qué factores han sido los más importantes en estimular o influir los cambios en los hábitos alimentarios. El rápido aumento en el consumo de pan en muchos países africanos, latinoamericanos y asiáticos donde el trigo no es un alimento básico, es comprensible. Es por lo menos en parte un fenómeno que ahorra mano de obra; el pan es uno de los primeros alimentos «de conveniencia» que han estado disponibles.
Antes de salir de casa para ir al trabajo uno puede comer algunas rebanadas de pan en vez del desayuno tradicional del plato de avena con leche, que requiere tiempo de preparación y es desagradable cuando está frío. El pan puede ser llevado en el bolsillo y consumirse durante un descanso de la jornada laboral o cuando se está de viaje.
En la mayor parte del mundo, el primer alimento básico tradicional ha permanecido constante, sin tener en cuenta la urbanización, modernización o inclusive la occidentalización. Por lo tanto, en gran parte de Asia el arroz es el alimento básico preferido en áreas rurales y urbanas. Algunas poblaciones en África, tales como los Buganda en Uganda y los Wachagga en la República Unida de Tanzania, continúan prefiriendo los plátanos como alimento básico.
Los productos basados en maíz, como las tortillas siguen siendo importantes en las dietas de la mayoría de los mexicanos y de muchos países de América Central. Es evidente que, los cambios en los hábitos alimentarios no son sólo accidentales y se pueden iniciar deliberadamente.
- A nivel comunitario y familiar, los niños de edad escolar pueden ser importantes agentes de cambio, dado que sus gustos y preferencias están en formación, por lo que si prueban un nuevo alimento tal vez les guste y lo acepten con mayor facilidad.
- Las comidas escolares pueden servir para introducir nuevos alimentos a los niños y por lo tanto influir en sus hábitos alimentarios.
Esta ampliación de la experiencia alimentaria en la infancia es sumamente importante. Los niños pueden influir a la familia inmediata y más adelante a sus propios niños para comer alimentos nuevos altamente nutritivos. NUEVOS HÁBITOS PERJUDICIALES No todo cambio es deseable y no todo nuevo hábito alimentario es bueno.
El Capítulo 7 describe en detalle los efectos nocivos de la rápida extensión del uso de fórmulas lácteas infantiles o de leche animal para los biberones, en vez de amamantar a los bebés. Ésta es una tendencia alimentaria relativamente nueva e indeseable. Menos atención se ha prestado al tema de otros alimentos para bebés, muy promovidos y publicitados en los países en desarrollo.
Los alimentos complementarios disponibles localmente o aquellos para el destete, preparados y producidos en el hogar y consumidos tradicionalmente, son con frecuencia tan nutritivos o más que los alimentos manufacturados para bebés, y son siempre más económicos.
- En general, se introducen de modo gradual mientras se amamanta y se continúa hasta el segundo año de vida y aún más.
- Los alimentos manufacturados para bebés se deben promover únicamente para quienes están en incapacidad o no están dispuestos a continuar amamantando.
- Son seguros y nutricionalmente adecuados cuando se preparan higiénicamente y en la dilución correcta.
Y son convenientes para quienes los pueden pagar. Sin embargo, los alimentos manufacturados son costosos si se comparan con los alimentos locales, y para la mayoría de las familias en los países en desarrollo, exceptuando a los ricos, pueden ser una pérdida de dinero.
Para las familias que ya tienen poco dinero para gastar en alimentos y otras necesidades básicas, estos alimentos son una forma muy costosa de adquirir los nutrientes que anuncian tener. Otro tipo, particularmente engañoso de publicidad, se relaciona con productos de glucosa de los que se dice suministran «energía instantánea».
La energía está presente en casi todos los alimentos más económicos en gran cantidad. De modo semejante, las bebidas anunciadas como «ricas en vitamina C» por lo general son innecesarias, pues pocos niños sufren de carencia de vitamina C. La vitamina C se puede obtener igualmente de frutas como guayabas, mangos y cítricos, o de una vasta gama de hortalizas.
- Los alimentos para el destete denominados ricos en proteína también son muy promocionados.
- Estos son productos nutricionalmente buenos, pero cuestan mucho más que los alimentos ricos en proteína disponibles en el mercado como frijoles, maní, pescado seco, carne, huevos o leche.
- Por lo general, cuesta mucho más suministrar 100 gramos de proteína de estos productos comercialmente promovidos que, por ejemplo, frijoles comprados en el mercado local.
La pregunta esencial es cómo una madre podría mejorar la dieta de su hijo si tuviese un poco de dinero extra para gastar. La respuesta rara vez sería en alimentos manufacturados para bebés. En algunos países los alimentos básicos han permanecido constantes, pero la prefierencia puede haber cambiado a través de los años.
- Como se describe en el Capítulo 16, la rápida difusión y popularidad del arroz refinado en Asia tuvo desastrosas consecuencias y llevó a una alta prevalencia de beriberi, con alta morbilidad y muertes.
- En muchas partes del mundo, los cereales muy refinados como la harina de trigo, de arroz y de maíz, han reemplazado a los tradicionales que son menos refinados y más nutritivos.
En el Reino Unido y la Federación Rusa, el pan blanco ha reemplazado al pan negro o los panes de granos enteros y, en África oriental, la harina de maíz refinada se compra con frecuencia y ha reemplazado a la harina de maíz menos refinada. La urbanización, la modernización y la sofisticación frecuentemente han llevado a dietas en las que un gran porcentaje del consumo de energía viene de azúcares y grasas, y conduce a un mayor consumo de sal.
proteger, apoyar y ayudar a conservar los numerosos y excelentes hábitos alimentarios que existen y son nutricionalmente valiosos; respetar el conocimiento y las costumbres de la gente en la comunidad donde trabajan; dar buen ejemplo en sus propios hogares, adoptando buenos hábitos alimentarios; influir a líderes locales respetados para que públicamente afirmen que ellos mismos han dejado los tabúes alimentarios negativos, y apoyarlos para que cuando se presente la oportunidad, consuman en público alimentos «prohibidos»; persuadir a la gente para que no abandone sus buenos hábitos alimentarios o se dejen influir por los «sofisticados» que regresan de la ciudad, que tratan de desanimar a los pobladores rurales a comer alimentos nutritivos tradicionales, como mangostas o moscas de lago, y los alientan a consumir y producir hortalizas de tipo europeo en lugar de los buenos alimentos tradicionales; explicar las desventajas de las harinas de cereales altamente refinadas si éstas se han vuelto populares en el área, y abogar por el consumo de varios cereales en la dieta local; adoptar los pasos descritos en el Capítulo 7 para proteger, apoyar y promover el amamantamiento de los niños y eliminar toda promoción de sustitutos de la leche materna; disuadir a las familias más pobres a comprar productos manufacturados para bebés y estimularlos a usar los alimentos complementarios disponibles localmente; producir material informativo que ayude a detener el avance de la alimentación con biberón y la compra innecesaria de alimentos costosos para bebés; luchar, a través del servicio civil u organizaciones oficiales locales, para que se introduzca el pago semanal de salarios a los empleados en vez del sistema mensual, e influir a los trabajadores y líderes de los sindicatos de trabajadores a hacer lo mismo; dar los pasos necesarios para introducir buenas prácticas de alimentación en las escuelas locales y otras instituciones.
El Capítulo 38 describe el uso del mercadeo social así como de otras técnicas de educación nutricional que bien evaluadas pueden ayudar a lograr algunos de estos objetivos. : Factores sociales y culturales en la nutrición
¿Cómo influye el factor social en la alimentación?
El entorno social El lugar en el que se ingiere la comida puede afectar a la elección de alimentos, especialmente en cuanto a qué alimentos se ofrece a la gente. La disponibilidad de alimentos saludables en casa y fuera de casa incrementa el consumo de los mismos.
¿Qué significa la comida para la sociedad?
Alimentos de Interés Social – Extensión y Cultura La Universidad Nacional del Litoral (UNL) se propuso incorporar a su política de extensión estrategias de intervención social que permitan abordar diferentes aspectos de la alimentación y nutrición. Así, en 2006 se creó el Programa Alimentos de Interés Social con el objetivo de trabajar en tres líneas de acción principales: Producción de alimentos a través de la Planta de Alimentos Nutritivos.
Son alimentos de interés social, cuyas características son: de fácil preparación, masivos, altamente nutritivos y a muy bajo costo, en este caso son deshidratados, destinados a comedores escolares, organizaciones comunitarias y cualquier tipo de organización sin fines de lucro que atiendan planes alimenticios.
Educación alimentaria nutricional y desarrollo de conocimientos alimentarios. Las capacitaciones se realizan en territorio, mediante talleres, cursos, juegos y actividades lúdicas. Se trabaja con los distintos actores sociales de manera conjunta, enseñándoles como se preparan y dándoles alternativas que pueden elaborar otras comidas con el agregado de verduras y carnes frescas. Líneas de trabajo emergentes, relacionadas con el impulso de la soberanía alimentaria. Generación de material educativo alimentario y la disminución del riesgo de enfermedades no transmisibles a través de estrategias de rotulado de alimentos. Cursos de manipulación e higiene de quienes manipulan los alimentos, como así también de los enseres.