Que Es La Comida Saludable?
Wakabayashi Asako
- 0
- 22
Generalizando, se puede decir que la alimentación saludable es aquella que proporciona los nutrientes que el cuerpo necesita para mantener el buen funcionamiento del organismo, conservar o restablecer la salud, minimizar el riesgo de enfermedades, garantizar la reproducción, gestación, lactancia, desarrollo y
Contents
¿Qué es la comida saludable definición para niños?
Alimentarse en forma saludable significa comer una variedad de alimentos para que su hijo reciba los nutrientes (como proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales ) que necesita para un crecimiento normal.
¿Por qué es importante comer de manera saludable?
¿Por qué es importante una alimentación saludable? – Existe evidencia sólida que demuestra que comer una dieta saludable puede reducir su riesgo de obesidad y enfermedades tales como diabetes, cardiopatía, accidentes cerebrovasculares, osteoporosis y algunos tipos de cáncer.
¿Que tiene que tener un plato saludable?
19 noviembre 2019 Saludables Incluir todos los grupos de alimentos en las porciones adecuadas son las claves para construir un plato balanceado. Te contamos cómo hacerlo. Lograr tu versión más saludable es posible y uno de los primeros pasos es la nutrición.
Incluir los alimentos apropiados y conocer la función que cumple cada uno de ellos en tu cuerpo, es un elemento importante para que cada comida sea un proceso agradable y consciente, Llevar una alimentación adecuada garantiza más del 70 % del cumplimiento de tus objetivos nutricionales y de vida saludable.
Existen instituciones de carácter internacional que ofrecen los lineamientos para un plan alimenticio correcto, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, en el caso colombiano, el Ministerio de Salud y Protección Social. En esta oportunidad, te compartimos algunas recomendaciones con base en la estrategia: El plato para comer saludable, promulgada por la Escuela de Salud Pública de Harvard, donde se exponen los seis componente básicos para una alimentación sana. Los seis ingredientes más importantes que siempre deben estar presentes en tu alimentación diaria son: vegetales, frutas, granos integrales, fuentes de proteína, agua y grasas saludables. Beneficios de una alimentación saludable Comer de manera consciente y balanceada te ayuda a:
Tener la energía necesaria para realizar las actividades diarias y para la práctica de tu actividad física, Mantener tus defensas altas y evitar algunas enfermedades, Prevenir deficiencias nutricionales. Alcanzar mayor sensación de bienestar, Mantener un peso saludable. Controlar tu regulación hormonal y conservar un buen metabolismo. Evitar el envejecimiento prematuro de tus células. Prevenir la aparición de enfermedades no transmisibles como diabetes, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer.
Toma las mejores decisiones Además de los alimentos que debe contener un plato saludable, su preparación es fundamental para conservar las propiedades de cada nutriente y evitar el uso de ingredientes innecesarios o nocivos para la salud. A continuación, te compartimos algunos consejos para que elijas las opciones adecuadas:
Opta por los alimentos asados, cocidos o al vapor, Evita las comidas altas en grasas saturadas, Reemplaza el aceite, la manteca o la mantequilla por aceite de oliva, canola o de girasol. Come al menos tres porciones de frutas al día. Estas aportan energía, fibra, vitaminas y minerales, Opciones como el mango, la papaya, el melón, la guayaba, el durazno y la naranja poseen vitaminas A y C, necesarias para las defensas y la visión. ¡Atrévete a combinar colores y sabores! En cuanto a las verduras, hay verdes, amarillas y rojas. Para potenciar tu salud y metabolismo, consume dos porciones al día, frescas o cocidas al vapor. Prueba incluyéndolas en ensaladas, sopas, cremas, tortillas, entre otras preparaciones. Procura cambiar los postres azucarados por frutas verdes o de cáscara morada. Reemplaza las gaseosas o los refrescos por agua y jugos sin azúcar añadida, pues estos carecen de nutrientes y solo aportan calorías vacías. Además, a umentan la probabilidad de padecer obesidad y diabetes. Evita agregar sal a las comidas ya servidas y reemplázala por sazonadores naturales como limón o vinagre, No compres productos altos en sodio (enlatados, embutidos y carnes frías), pues pueden elevar la presión arterial. Limita el uso de salsas. Elige las versiones integrales de alimentos como pan, arroz, cereal, avena y pastas, Aumentan la energía, mejoran la digestión, presentan un alto contenido de fibra y regulan la absorción de nutrientes con respecto a los alimentos refinados.
Consumir todos los grupos alimenticios te ayuda a mantener el balance y la salud de tu cuerpo. Sin embargo, acudir a un profesional en nutrición siempre será la mejor opción para definir un plan de acuerdo con tus necesidades, condiciones físicas y objetivos, Fecha de publicación: noviembre 19 de 2019.
¿Qué pasa si una persona no come saludable?
Los malos hábitos alimentarios y la falta de realización de actividad física regular, pueden favorecer la aparición de enfermedades como la obesidad, hipertensión, colesterol o diabetes, entre otras. Es importante inculcar hábitos saludables desde la niñez que debe incluir no solo una alimentación balanceada, sino también, la práctica de al menos 30 minutos de actividad física diaria y la exclusión de vicios, a fin de prevenir enfermedades crónicas.
Además de evitar el sedentarismo a través de cualquier actividad física que permita estar en movimiento, ejercicios físicos, caminatas periódicas, u otra actividad de preferencia, junto con una alimentación saludable y equilibrada, se debe fomentar el consumo diario de frutas y verduras (cinco porciones en total de distintos colores), que aporta vitaminas y minerales necesarios para mantener el cuerpo sano.
Recuerde siempre optar por una comida fresca y nutritiva, y en lo posible evitar alimentos envasados listos para el consumo, es decir, alimentos procesados y ultraprocesados que contienen altos niveles de calorías, azúcares, grasas y sal. Una alimentación variada y equilibrada incluye los diversos grupos de alimentos: cereales, tubérculos y derivados, frutas, verduras, lácteos, carnes magras y aceites.
- Hoy te dejamos una receta saludable, guiso de carne con mandioca para 4 personas Ingredientes: mandioca 1 kg, ajo 3 dientes, carne molida ½ kg, tomate grande 2 unidades, 2 hojas de laurel, cebolla 2 unidades, orégano 2 cucharaditas, locote grande 2 unidades, comino, sal y pimienta en poca cantidad.
- Preparación: pelar la mandioca, limpiar y cortar en cubitos y dejar en agua.
Cortar las hortalizas y el ajo, luego, poner a cocinar y cuando esté reducida la salsa, echar la carne picada, cocinar por lo menos 20 minutos y luego agregar la mandioca picada revolviendo bien el agua necesaria. Por último, cocinar hasta que se ablande la mandioca.
¿Cuáles son los hábitos de vida saludable?
Tener una higiene personal (incluida la higiene bucal) adecuada. Tener un patrón y una calidad de sueño óptimo. Realizar actividad física. Evitar hábitos tóxicos: no fumar ni consumir drogas, no tomar alcohol en exceso y evitarlo por completo en caso de tener antecedentes de alcoholismo.
¿Qué significa tener una vida sana?
Estilo de vida saludable Entendemos por estilo de vida saludable aquellos hábitos de nuestra vida diaria que nos ayudan a mantenernos más sanos y con menos limitaciones funcionales, Para llevar una vida más sana nos debemos centrar, principalmente, en dos aspectos: nuestra dieta y el ejercicio físico.
¿Qué es ser una persona saludable?
Estar sano significa tener salud, y eso quiere decir, además de no estar enfermo, que tu cuerpo funciona bien y tú te sientes bien y puedes ‘funcionar’ correctamente. Todas las personas enferman. La salud y la enfermedad son las dos caras de la moneda de la vida.
¿Qué debe tener una comida completa?
Definición de una dieta saludable Autor: Dra. Fabiola Mabel del Razo Olvera La definición de una dieta saludable ha cambiado continuamente, puesto que la nutrición es una ciencia que está en constante evolución. Durante muchos años la palabra “dieta” ha sido utilizada erróneamente para referirse a una restricción de alimentos (restricción calórica) o para referirse al consumo de pequeñas cantidades o tipos de alimentos para conseguir la pérdida de peso.
- Las características que puede tener una dieta o un patrón de alimentación, varían de acuerdo con los siguientes factores: culturales, ambientales, individuales, económicos, zona geográfica, disponibilidad de alimentos, entre otros.
- Existe una gran evidencia científica que respalda que la ingesta de ciertos tipos de alimentos o patrones de alimentación influyen positivamente en la salud y promueven la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), a los cuales se les ha nombrado “dietas saludables” o “patrones de alimentación saludables”.
- Una dieta saludable al igual que un patrón de alimentación saludable se caracteriza por un alto consumo de vegetales y frutas, consumo moderado de leguminosas, pescado, cereales integrales, aceites vegetales y por un bajo consumo de cereales no integrales, carne roja, particularmente embutidos, en los cuales se utiliza sodio para su conservación, azúcar, sal y grasas trans que pueden estar presentes en las margarinas, productos de pastelería industrial, comida rápida, y otros productos principalmente industrializados.
Una nutrición subóptima es una de las causas más importantes de una salud deficiente. En la actualidad se reconoce la compleja influencia a largo plazo que ejerce la dieta y los patrones de alimentación en el estado de salud en general y la importancia de incluir una dieta saludable, que es aquella en la que se consumen macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) en proporciones adecuadas para satisfacer las necesidades energéticas y fisiológicas sin una ingesta excesiva, al mismo tiempo que se proporciona una adecuada hidratación y un apropiado aporte de micronutrientes, (vitaminas y minerales), los cuales se requieren en cantidades menores que los macronutrientes y son indispensables para el crecimiento, desarrollo, metabolismo y funcionamiento fisiológico normal.
- Equilibrada: Que los nutrimentos guarden las proporciones adecuadas entre sí.
- Inocua: Que su consumo habitual no implique riesgos para la salud, por lo que debe estar exenta de microorganismos nocivos, toxinas, contaminantes y que no se consuman cantidades excesivas de algún nutrimento.
- Suficiente: Que cubra las necesidades de todos los nutrimentos de acuerdo al grupo edad y las características de cada individuo.
- Variada: Que se incluyan diferentes alimentos de los tres grupos en cada tiempo de comida principal.
- Adecuada: Que sea acorde con la cultura y los gustos de quien la consume, además de que sea ajustada a los recursos económicos con los que se cuentan.
- En el caso de México este último punto cobra relevancia y ha sido difícil de lograr, puesto que con el paso del tiempo nuestro país ha sido parte de la transformación hacia un mundo globalizado, lo cual ha implicado una pérdida importante de la biodiversidad y de la cultura culinaria, optando en mayor medida por los alimentos industrializados en lugar de los alimentos tradicionales, además de otros factores como la urbanización y la inactividad física, que han propiciado un cambio radical en el estilo de vida, lo que a su vez se ha convertido en un componente de riesgo principal para el desarrollo de enfermedades crónicas como sobrepeso, obesidad y diabetes.
- Como se mencionó anteriormente el consumo de macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) en proporciones adecuadas es un componente fundamental de un patrón de alimentación saludable, por lo que se describen algunas funciones y fuentes de estos macronutrientes.
Carbohidratos: Son la principal fuente de energía en la dieta y se encuentran en mayor abundancia en cereales, frutas, leguminosas y verduras. Para obtener mayores beneficios a la salud se prefiere el consumo de cereales integrales a comparación de los cereales procesados ya que éstos últimos tienen menores cantidades de fibra y micronutrientes como resultado del proceso de molienda.
- Las frutas y verduras frescas aportan fibra dietética que proporciona sensación de saciedad y tiene efectos positivos sobre la función gastrointestinal, los niveles de colesterol y la glucosa en sangre.
- Se ha demostrado que el mayor consumo de verduras y frutas tiene un efecto en la reducción del riesgo de ECNT, enfermedades cardiovasculares, pulmonares y síndrome metabólico entre algunas otras.
Proteínas: Además de ser también una fuente energía son componentes estructurales de tejidos, células y músculos, promueven el crecimiento y reparación de los tejidos e intervienen en el metabolismo energético. Las proteínas están constituidas por elementos nombrados aminoácidos, y se pueden distinguir en dos grupos, los aminoácidos no esenciales llamados así porque el cuerpo los puede producir aun cuando no se obtienen de los alimentos y los aminoácidos esenciales que el cuerpo no los puede sintetizar, en consecuencia, deben provenir de los alimentos.
- Los aminoácidos y consecuentemente las proteínas, se encuentran tanto en productos vegetales como las leguminosas, la soya, los cereales, las nueces y otras semillas, así como en productos de origen animal como la carne, el pescado, los lácteos y huevo.
- Grasas: Son fuente de energía y componentes que dan estructura a las células, por lo que son indispensables para una buena salud.
Las grasas se dividen en 4 grupos: Los que se conocen como grasas no saturadas son las grasas monoinsaturadas y polinsaturadas, estos ácidos grasos se asocian con ciertos beneficios a la salud entre los cuales destacan la prevención del deterioro cognitivo, la reducción de la inflamación y el efecto de cardioprotección, los otros dos grupos que se han asociado con mayor impacto negativo a la salud como incremento en el riesgo de enfermedades del corazón y mortalidad, son las grasas saturadas y trans.
El contenido de grasa de los alimentos generalmente es una mezcla de los diferentes grupos, pero puede predominar un tipo de grasa dependiendo del alimento, por ejemplo, los aceites derivados de plantas, las nueces y semillas tienen en mayor cantidad ácidos grasos monoinsaturados y polinsaturados que saturados.
Los alimentos de origen animal como la carne roja tienen en mayor proporción grasas saturadas que no saturadas. Las grasas trans, como ya se ha mencionado, se pueden encontrar en mayor medida en alimentos que se han sometido al procesamiento de aceites vegetales como es el caso de los alimentos fritos o industrializados.
- Verduras: chile, tomate, jitomate, calabaza, flor de calabaza, nopal, quelites, chayotes, epazotes y hongos.
- Frutas: Guayaba, piña, tuna, papaya, ciruela mexicana, nanche.
- Cereales y leguminosas: maíz, frijol, amaranto, camote.
- Alimentos de origen animal: guajolote, acocil, charales, trucha, huachinango.
- Grasas: Cacao, aguacate, chía y cacahuate.
Referencias:
- Sasaki, T. Neural and Molecular Mechanisms Involved in Controlling the Quality of Feeding Behavior: Diet Selection and Feeding Patterns. Nutrients 2017, 9, 1151.
- Mozaffarian D. Dietary and Policy Priorities for Cardiovascular Disease, Diabetes, and Obesity: A Comprehensive Review. Circulation.2016;133(2):187-225. doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.115.018585
- Cena H, Calder PC. Defining a Healthy Diet: Evidence for The Role of Contemporary Dietary Patterns in Health and Disease. Nutrients.2020 Jan 27;12(2):334. doi: 10.3390/nu12020334. PMID: 32012681; PMCID: PMC7071223.
- NORMA Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-2012, Servicios básicos de salud. Promoción y educación para la salud en materia alimentaria. Criterios para brindar orientación.
- McRorie, J.W., Jr.; McKeown, N.M. Understanding the physics of functional fibers in the gastrointestinal tract: An evidence‐based approach to resolving enduring misconceptions about insoluble and soluble fiber.J. Acad. Nutr. Diet 2017, 117, 251–264
- Del Razo Olvera FM, Melgarejo Hernández MA, Mehta R, Aguilar Salinas CA. Setting the Lipid Component of the Diet: A Work in Process. Adv Nutr.2017 Jan 17;8(1):165S-172S.
: Definición de una dieta saludable
¿Qué es el plato saludable OMS?
Alimentación sana
Una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer. En todo el mundo, las dietas insalubres y la falta de actividad física están entre los principales factores de riesgo para la salud. Los hábitos alimentarios sanos comienzan en los primeros años de vida; la lactancia materna favorece el crecimiento sano y mejora el desarrollo cognitivo; además, puede proporcionar beneficios a largo plazo, entre ellos la reducción del riesgo de sobrepeso y obesidad y de enfermedades no transmisibles en etapas posteriores de la vida. La ingesta calórica debe estar equilibrada con el gasto calórico. Para evitar un aumento malsano de peso, las grasas no deberían superar el 30% de la ingesta calórica total (1, 2, 3). Limitar el consumo de azúcar libre a menos del 10% de la ingesta calórica total (2, 7) forma parte de una dieta saludable. Para obtener mayores beneficios se recomienda reducir su consumo a menos del 5% de la ingesta calórica total (7). Mantener el consumo de sal por debajo de 5 gramos diarios (equivalentes a menos de 2 g de sodio por día) ayuda a prevenir la hipertensión y reduce el riesgo de cardiopatías y accidente cerebrovascular entre la población adulta (8). Los Estados Miembros de la OMS han acordado reducir el consumo de sal entre la población mundial en un 30% para 2025; también acordaron detener el aumento de la diabetes y la obesidad en adultos y adolescentes, así como en sobrepeso infantil de aquí a 2025 (9,10).
Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios.
Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales. La composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.
No obstante, los principios básicos de la alimentación saludable siguen siendo los mismos. Una dieta sana incluye lo siguiente:
Frutas, verduras, legumbres (tales como lentejas y alubias), frutos secos y cereales integrales (por ejemplo, maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados). Al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día (2), excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos. Menos del 10% de la ingesta calórica total de azúcares libres (2, 7), que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5% de la ingesta calórica total (7). Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas. Menos del 30% de la ingesta calórica diaria procedente de grasas (1, 2, 3). Las grasas no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las grasas saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables), y grasas trans de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes tales como vacas, ovejas, cabras y camellos). Se sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1% (5). En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar (4,6). Menos de 5 gramos (aproximadamente una cucharadita) al día (8). La sal debería ser yodada.
En los dos primeros años de la vida de un niño, una nutrición óptima impulsa un crecimiento sano y mejora el desarrollo cognitivo. Además, reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad y de enfermedades no transmisibles en el futuro. Los consejos para una alimentación saludable durante la lactancia y la niñez son los mismos que en el caso de los adultos, si bien los elementos que figuran a continuación también son importantes:
Debería alimentarse a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida. La lactancia materna debe continuar al menos hasta los dos años. A partir de los seis meses de edad, la lactancia materna se debería complementar con diferentes alimentos inocuos y nutritivos. En los alimentos complementarios no se debería añadir sal ni azúcares.
Comer al menos 400 g, o cinco porciones de frutas y verduras al día reduce el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles (2) y ayuda a garantizar una ingesta diaria suficiente de fibra dietética. Para mejorar el consumo de frutas y verduras es recomendable:
incluir verduras en todas las comidas; como tentempiés, comer frutas frescas y verduras crudas; comer frutas y verduras frescas de temporada; y comer una selección variada de frutas y verduras.
Reducir el consumo total de grasa a menos del 30% de la ingesta calórica diaria contribuye a prevenir el aumento insalubre de peso entre la población adulta (1, 2, 3). Además, para reducir el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles es preciso:
limitar el consumo de grasas saturadas a menos del 10% de la ingesta calórica diaria; limitar el consumo de grasas trans a menos del 1%; y sustituir las grasas saturadas y las grasas trans por grasas no saturadas (2, 3), en particular grasas poliinsaturadas.
Para reducir la ingesta de grasas, especialmente las grasas saturadas y las grasas trans de producción industrial se puede:
cocinar al vapor o hervir, en vez de freír; reemplazar la mantequilla, la manteca de cerdo y la mantequilla clarificada por aceites ricos en grasas poliinsaturadas, por ejemplo, los de soja, canola (colza), maíz, cártamo y girasol; ingerir productos lácteos desnatados y carnes magras, o quitar la grasa visible de la carne; y limitar el consumo de alimentos horneados o fritos, así como de aperitivos y alimentos envasados (por ejemplo, rosquillas, tortas, tartas, galletas, bizcochos y barquillos) que contengan grasas trans de producción industrial.
La mayoría de la gente consume demasiado sodio a través de la sal (una media de 9 g a 12 g de sal diarios) y no consume suficiente potasio (menos de 3,5 g). Un consumo elevado de sal e insuficiente de potasio contribuye a la hipertensión arterial que, a su vez, incrementa el riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular (8, 11).
- La reducción de la ingesta de sal al nivel recomendado, esto es, menos de 5 gramos diarios, permitiría prevenir 1,7 millones de muertes cada año (12).
- Las personas no suelen ser conscientes de la cantidad de sal que consumen.
- En muchos países, la mayor parte de la ingesta de sal se realiza a través de alimentos procesados (por ejemplo, platos preparados, carnes procesadas tales como tocino, jamón, salame; queso o tentempiés salados) o de alimentos que se consumen con frecuencia en grandes cantidades (por ejemplo, el pan).
La sal también se añade a los alimentos cuando se cocinan (por ejemplo, caldos, concentrados de caldo de distinto tipo, salsa de soja y salsa de pescado) o en el lugar en que se los consume (por ejemplo, la sal de mesa). Para reducir el consumo de sal se aconseja:
limitar la cantidad de sal y de condimentos ricos en sodio (por ejemplo, salsa de soja, salsa de pescado y caldo) al cocinar y preparar alimentos; no poner sal o salsas ricas en sodio en la mesa; limitar el consumo de tentempiés salados; y escoger productos con menor contenido de sodio.
Algunos fabricantes de alimentos están reformulando sus recetas para reducir el contenido de sodio de sus productos; además, se debería alentar a los consumidores a leer las etiquetas de los alimentos para comprobar la cantidad de sodio que contiene un producto antes de comprarlo o consumirlo.
La ingesta de potasio puede mitigar los efectos negativos de un consumo elevado de sodio en la presión arterial. La ingesta de potasio se puede incrementar mediante el consumo de frutas y verduras frescas. Adultos y niños deberían reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total (2, 7).
Una reducción a menos del 5% de la ingesta calórica total aportaría beneficios adicionales para la salud (7). El consumo de azúcares libres aumenta el riesgo de caries dental. El exceso de calorías procedentes de alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcares libres también contribuye al aumento insalubre de peso, que puede dar lugar a sobrepeso y obesidad.
limitar el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares, por ejemplo, aperitivos y bebidas azucarados y golosinas (o sea, todos los tipos de bebidas que contienen azúcares libres, incluidos refrescos con o sin gas; zumos y bebidas de frutas o verduras; concentrados líquidos y en polvo; agua aromatizada; bebidas energéticas e isotónicas; té y café listos para beber; y bebidas lácteas aromatizadas ); y comer, como tentempiés, frutas y verduras crudas en vez de productos azucarados.
La alimentación evoluciona con el tiempo, y en ella influyen muchos factores socioeconómicos que interactúan de manera compleja y determinan modelos dietarios personales. Entre esos factores cabe mencionar los ingresos, los precios de los alimentos (que afectarán la disponibilidad y asequibilidad de alimentos saludables), las preferencias y creencias individuales, las tradiciones culturales, y los factores geográficos y ambientales (incluido el cambio climático).
Por consiguiente, el fomento de un entorno alimentario saludable y, en particular, de sistemas alimentarios que promuevan una dieta diversificada, equilibrada y sana, requiere la participación de distintos sectores y partes interesadas, incluidos los gobiernos, el sector público y el sector privado.
Los gobiernos desempeñan un papel fundamental en la creación de un entorno alimentario saludable que permita a las personas adoptar y mantener prácticas alimentarias sanas. Las medidas que las instancias normativas pueden adoptar para generar entornos alimentarios saludables incluyen:
Armonización de las políticas y los planes de inversión nacionales, en particular las políticas comerciales, alimentarias y agrícolas, con el fin de promover la alimentación saludable y proteger la salud pública mediante medidas orientadas a:
aumentar los incentivos a los productores y vendedores minoristas para que cultiven, utilicen y vendan frutas y verduras frescas; reducir los incentivos a la industria alimentaria que le permiten mantener o aumentar la producción de alimentos procesados con altos niveles de grasas saturadas, grasas trans, azúcares libres y sal/sodio; alentar la reformulación de productos alimentarios a fin de reducir los contenidos de grasas saturadas, grasas trans, azúcares libres y sal/sodio, con miras a suprimir las grasas trans de producción industrial; aplicar las recomendaciones de la OMS sobre comercialización de alimentos y bebidas sin alcohol para niños; establecer normas para fomentar prácticas alimentarias saludables mediante la disponibilidad asegurada de alimentos saludables, nutritivos, inocuos y asequibles en centros preescolares, escuelas y otras instituciones públicas, así como en el lugar de trabajo; examinar instrumentos normativos y voluntarios (por ejemplo, reglamentos de comercialización y normas sobre etiquetado nutricional) e incentivos o desincentivos económicos (por ejemplo, tributación y subsidios) para promover una dieta saludable; y alentar a los servicios transnacionales, nacionales y locales de alimentos y sus puntos de venta, a mejorar la calidad nutricional de sus productos, asegurar la disponibilidad y asequibilidad de opciones saludables y revisar los tamaños y precios de las porciones.
Alentar a los consumidores a exigir alimentos y comidas saludables mediante medidas dirigidas a:
promover la sensibilización de los consumidores respecto de una dieta saludable; desarrollar políticas y programas escolares que alienten a los niños a adoptar y mantener una dieta saludable; impartir conocimientos sobre nutrición y prácticas alimentarias saludables a niños, adolescentes y adultos; fomentar las aptitudes culinarias, incluso en los niños, a través de las escuelas; prestar apoyo a la información en los puntos de venta, en particular a través del etiquetado nutricional que asegure información exacta, normalizada y comprensible sobre el contenido de nutrientes en los alimentos (en consonancia con las directrices de la Comisión del Codex Alimentarius), mediante el añadido de etiquetado frontal que facilite la comprensión del consumidor; y ofrecer asesoramiento nutricional y alimentario en los centros de atención primaria de salud.
Promover prácticas adecuadas para la alimentación del lactante y el niño pequeño mediante medidas destinadas a:
aplicar el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna y las subsiguientes resoluciones pertinentes de la Asamblea Mundial de la Salud; aplicar políticas y prácticas que fomenten la protección de las madres trabajadoras; y promover, proteger y apoyar la lactancia materna en los servicios de salud y la comunidad, incluso a través de la iniciativa «hospitales amigos del niño».
La «Estrategia Mundial OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud» (14) fue adoptada en 2004 por la Asamblea Mundial de la Salud. En ella se hace un llamamiento a los gobiernos, la OMS, los asociados internacionales, el sector privado y la sociedad civil para que actúen a nivel mundial, regional y local con el fin de promover la alimentación sana y la actividad física.
En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una serie de recomendaciones sobre la promoción de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigida a los niños (15). Esas recomendaciones orientan a los países a la hora de idear nuevas políticas y mejorar las que están vigentes, con el fin de reducir los efectos de la comercialización de alimentos insalubres en los niños.
Además, ha desarrollado instrumentos específicos de cada región (por ejemplo, modelos de perfiles nutritivos regionales) que los países puedan utilizar para aplicar las recomendaciones sobre comercialización. En 2012 la Asamblea Mundial de la Salud adoptó un plan de aplicación integral sobre nutrición de la madre, el lactante y el niño pequeño, y seis metas mundiales que se deberán alcanzar para 2025, entre las que figuran la reducción del retraso en el crecimiento, la emaciación y el sobrepeso infantil, la mejora de la lactancia materna, y la reducción de la anemia y la insuficiencia ponderal del recién nacido (9).
- En 2013, la Asamblea Mundial de la Salud acordó nueve metas mundiales de aplicación voluntaria para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles.
- Esas metas se orientan a detener el aumento de la diabetes y la obesidad, y lograr una reducción relativa del 30% en la ingesta de sal, de aquí a 2025.
El «Plan de acción mundial de la OMS para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020» (10) proporciona orientaciones y opciones normativas a los Estados Miembros, la OMS y otros organismos de las Naciones Unidas para alcanzar esas metas.
- Habida cuenta del rápido aumento de la obesidad entre los lactantes y los niños de numerosos países, la OMS creó en mayo de 2014 una Comisión para acabar con la obesidad infantil.
- En 2016, la Comisión propuso un conjunto de recomendaciones para luchar eficazmente contra la obesidad en la infancia y la adolescencia, en diferentes contextos en todo el mundo (16).
En noviembre de 2014, la OMS y la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) organizaron conjuntamente la segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición. En la Conferencia se adoptó la Declaración de Roma sobre la Nutrición (17) y el Marco de Acción (18), que recomienda un conjunto de opciones normativas y estrategias para promover una alimentación variada, inocua y saludable en todas las etapas de la vida.
La OMS está ayudando a los países a cumplir los compromisos contraídos en esa Conferencia. En mayo de 2018, la Asamblea de la Salud aprobó el 13.º Programa General de Trabajo (PGT), que orientará la labor de la OMS en 2019-2023 (19). En el 13.º PGT, la reducción de la ingesta de sal/sodio y la supresión de las grasas trans de producción industrial en el suministro de alimentos se identifican como parte de las medidas prioritarias de la OMS dirigidas a alcanzar los objetivos de asegurar vidas sanas y promover el bienestar a todas las edades.
Con el fin de apoyar a los Estados Miembros en la adopción de las medidas necesarias para suprimir las grasas trans de producción industrial, la OMS desarrolló una hoja de ruta (conjunto de medidas REPLACE) para ayudar a los países a acelerar la aplicación de las medidas (6).
- Referencias (1) Hooper L, Abdelhamid A, Bunn D, Brown T, Summerbell CD, Skeaff CM.
- Effects of total fat intake on body weight.
- Cochrane Database Syst Rev.2015; (8):CD011834.
- 2) Diet, nutrition and the prevention of chronic diseases: report of a Joint WHO/FAO Expert Consultation.
- WHO Technical Report Series, No.916.
Geneva: World Health Organization; 2003. (3) Fats and fatty acids in human nutrition: report of an expert consultation. FAO Food and Nutrition Paper 91. Rome: Food and Agriculture Organization of the United Nations; 2010. (4) Nishida C, Uauy R. WHO scientific update on health consequences of trans fatty acids: introduction.
Eur J Clin Nutr.2009; 63 Suppl 2:S1–4. (5) Guidelines: Saturated fatty acid and trans -fatty acid intake for adults and children. Geneva: World Health Organization; 2018 (Draft issued for public consultation in May 2018). (6) REPLACE: An action package to eliminate industrially-produced trans -fatty acids.
WHO/NMH/NHD/18.4. Geneva: World Health Organization; 2018. (7) Guideline: Sugars intake for adults and children. Geneva: World Health Organization; 2015. (8) Guideline: Sodium intake for adults and children. Geneva: World Health Organization; 2012. (9) Comprehensive implementation plan on maternal, infant and young child nutrition.
Geneva: World Health Organization; 2014. (10) Global action plan for the prevention and control of NCDs 2013–2020. Geneva: World Health Organization; 2013. (11) Guideline: Potassium intake for adults and children. Geneva: World Health Organization; 2012. (12) Mozaffarian D, Fahimi S, Singh GM, Micha R, Khatibzadeh S, Engell RE et al.
Global sodium consumption and death from cardiovascular causes. N Engl J Med.2014; 371(7):624–34. (13) Te Morenga LA, Howatson A, Jones RM, Mann J. Dietary sugars and cardiometabolic risk: systematic review and meta-analyses of randomized controlled trials of the effects on blood pressure and lipids.
- AJCN.2014; 100(1): 65–79.
- 14) Global strategy on diet, physical activity and health.
- Geneva: World Health Organization; 2004.
- 15) Set of recommendations on the marketing of foods and non-alcoholic beverages to children.
- Geneva: World Health Organization; 2010.
- 16) Report of the Commission on Ending Childhood Obesity.
Geneva: World Health Organization; 2016. (17) Rome Declaration on Nutrition. Second International Conference on Nutrition. Rome: Food and Agriculture Organization of the United Nations/World Health Organization; 2014. (18) Framework for Action. Second International Conference on Nutrition.