Que Relacion Hay Entre La Comida Y La Quimica?
Wakabayashi Asako
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Visión general – Las sustancias químicas pueden desempeñar una función importante en la producción y la conservación de alimentos, Los aditivos alimentarios pueden, por ejemplo, prolongar la vida útil de los alimentos; otros, como los colorantes, pueden hacer que los alimentos sean más atractivos.
- Los aromatizantes se utilizan para potenciar el sabor de los alimentos.
- Los complementos alimenticios se utilizan como fuentes de nutrientes.
- Los materiales de envasado de alimentos y recipientes como botellas, tazas y platos, utilizados para mejorar la manipulación y el transporte de los alimentos, pueden contener sustancias químicas como el plástico, cuyos componentes pueden migrar a los alimentos.
Es posible que se hayan utilizado otras sustancias químicas para combatir enfermedades en animales de explotación o en cultivos, o bien es posible que aquellas se encuentren en los alimentos como resultado de un proceso de producción como el calentamiento o la cocción o un tratamiento de descontaminación.
Ciertos vegetales y hongos producen de manera natural toxinas capaces de contaminar los cultivos y que representan un problema para la sanidad humana y animal. Las personas también pueden estar expuestas a compuestos químicos naturales y artificiales presentes en diversos niveles en el medio ambiente, por ejemplo, en el suelo, el agua y la atmósfera.
Cabe citar, a modo de ejemplo, contaminantes industriales como las dioxinas y los PCB. Diversos metales pueden estar presentes en el medio ambiente de forma natural o como resultado de la actividad humana.
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¿Que se entiende por química de los alimentos?
Ciencia que estudia las reacciones químicas entre los componentes que constituyen a los alimentos, sus envases, el medio y el organismo del consumidor, a corto, mediano y largo plazo, atendiendo a su origen agropecuario y a los efectos de los procesos y los aditivos empleados en su producción sin olvidar además los
¿Cómo se relaciona la energía quimica con los alimentos?
Energía química de los alimentos – Los alimentos que consumimos diariamente son un ejemplo ideal de energía química y su uso. Estos alimentos contienen diferentes sustancias orgánicas necesarias para proporcionar energía a nuestros cuerpos, así como combustible para los motores de los vehículos.
Estas sustancias orgánicas se descomponen en nuestro cuerpo en glucosa (C6H12O6), la molécula cuya oxidación durante la respiración libera grandes cantidades de energía térmica celular (calorías) para mantener el cuerpo y un cortocircuito. El exceso de glucosa se convierte así en grasa: una reserva en caso de que la necesitemos más tarde.
Este es un ejemplo del uso de la energía química de la glucosa contenida en los alimentos para producir energía mecánica (en movimiento, mantener los pies), sonora (hablar), eléctrica (neuronas de energía eléctrica que nos permiten pensar), etc
¿Cuál es la importancia de la química en la cocina?
La química nos ha ayudado a conocer la influencia y mezcla de distintos ingredientes dan el sabor y particularidad de nuestro platillo favorito.
¿Cómo surge la química de los alimentos?
¿Cuándo surgió la química de los alimentos? – La química de los alimentos está presente en muchos de los procesos de conservación de los alimentos. La química de los alimentos nace a comienzos de la propia rama química, en torno al siglo XVIII, cuando algunos investigadores realizaron estudios sobre ciertos alimentos, como Carl Wilhelm Scheele, que aisló el ácido málico en las manzanas en el año 1785, y Sir Humphry Davy, quien publicó el primer libro que relacionaba la química con la agricultura en 1813 ( Elements of Agricultural Chemistry ).
Sin duda, el siglo XIX también fue muy fructífero en lo que se refiere a las contribuciones y trabajos dentro del área de los alimentos. Destacamos sobre todo los descubrimientos de Scheele, quien sería capaz de identificar las propiedades de la lactosa en 1780, la oxidación del ácido láctico en 1780 o el aislamiento del ácido cítrico del zumo de limón en 1784.
Por supuesto, hubo numerosos avances en lo relativo a los diferentes procesos relacionados con la química de los alimentos (conservación, pasteurización, fermentación.), pero esto fue también debido a la aparición de algunas instituciones que abogaron por que la química de los alimentos se abriera hueco, gracias en parte también a la divulgación del conocimiento a través de la creación de universidades y colegios.
De este modo, en el año 1874, se formó la Society of Public Analysts, que proporcionó la estandarización de métodos analíticos. Sus primeros experimentos se basaron en el pan, la leche y el vino. Además, la Sociedad Americana de Química, en 1908, estableció una División de Química Agroalimentaria. Asimismo, más tarde se formó el Instituto de Tecnólogos de Alimentos, que también crearía su División de Química de Alimentos en 1995.
A pesar de que el origen de la química de los alimentos lo encontremos en el siglo XVIII, es preciso remontarse un poco en la historia humana para entender las etapas principales del desarrollo en torno a la alimentación de la humanidad :
Hace aproximadamente unos 200.000 años, nuestra alimentación se basaba en la caza y en la recolección, La gente era nómada, ya que la obtención de alimentos variaba en función de la temporada. Hace unos 12.000 años, estas tribus cazadoras y recolectoras empezaron a domesticar a los animales y a cultivar plantas. Este fue el origen de la etapa agrícola, donde las personas empezaron a asentarse en torno a fuentes de agua para el riego de cultivos. De este modo, supuso el origen de las civilizaciones (pueblos, ciudades-estado, reinos e imperios). Finalmente, la etapa industrial llegaría también a nuestras mesas a través de la utilización de máquinas para producir en masa productos, incluidos los alimentos. Este supuso el comienzo de la aplicación de las técnicas químicas al procesamiento, la conservación y la producción de alimentos.
¿Sabías de la existencia de esta rama científica? A pesar de que podamos diferenciar estas etapas en nuestro desarrollo, debemos decir que algunos procedimientos relacionados con la comida son anteriores a esta industrialización :
Fermentación. Los humanos aprendieron a explotar los procesos bioquímicos de manera natural para crear alimentos y bebidas. De tal modo, idearon la fermentación de la leche para convertirla en queso, proceso conocido desde la antigüedad (se estima que hace más de 8000 años). Por otro lado, hay evidencias de que el vino se fermentaba en China allá por el año 7.000 a.C. Cocinado. Otro proceso que data de hace más de 20000 años. Este proceso químico implica el cambio en la composición química y la estructura de las moléculas que componen los alimentos. Conservación. Seguramente hayas oído hablar de añadir sal o azúcar a los alimentos para evitar la descomposición de los mismos. Aditivos. En la antigua China, la cera de parafina se solía quemar con el fin de madurar la fruta. No obstante, su uso aumentó durante la Revolución Industrial.
Como ves, se trata de procesos que forman parte de la química de los alimentos de una u otra manera. No obstante, en los últimos siglos se han realizado algunas de las contribuciones más importantes para que la química de los alimentos haya avanzado como lo ha hecho. ¿Quieres descubrirlas?
¿Dónde está presente la química en la cocina?
Desde el punto de vista químico, existe un elemento que arde, el combustible y el que produce la combustión, el comburente, el cual genera oxígeno en forma de O2 gaseoso. Como ejemplo de la química en la cocina podríamos poner cuando se utiliza algún combustible como el Keroseno, butano o metano para cocinar.
¿Que nos aporta la química?
La química es una ciencia que tiene por finalidad no sólo descubrir, sino también, y sobre todo, crear, ya que es el arte de hacer compleja la materia. Para captar la lógica de la reciente evolución de la química, hay que retroceder en el tiempo y dar un salto atrás de unos cuatro mil millones de años.
por Jean-Marie Lehn La química desempeña un papel fundamental, tanto por el puesto que ocupa en las ciencias de la naturaleza y del conocimiento como por su importancia económica y su omnipresencia en nuestra vida diaria. A fuerza de estar presente por doquier se suele olvidar su existencia, e incluso corre el riesgo de pasar completamente desapercibida.
Es una ciencia que no propende a ofrecerse en espectáculo, pero sin ella muchas proezas terapéuticas, hazañas espaciales y maravillas de la técnica, que todos consideramos espectaculares, no habrían visto la luz del día. La química contribuye de forma decisiva a satisfacer las necesidades de la humanidad en alimentación, medicamentos, indumentaria, vivienda, energía, materias primas, transportes y comunicaciones.
- También suministra materiales a la física y la industria, proporciona modelos y sustratos a la biología y la farmacología, y aporta propiedades y procedimientos a las ciencias y las técnicas en general.
- Un mundo sin química estaría desprovisto de materiales sintéticos y, por lo tanto, carecería de teléfonos, ordenadores, tejidos sintéticos y cines.
Sería también un mundo carente, entre otras muchas cosas, de aspirinas, jabones, champús, dentífricos, cosméticos, píldoras anticonceptivas, colas, pinturas y papel, por lo que no habría tampoco ni periódicos ni libros. No olvidemos que la química ayuda a los historiadores del arte a descubrir algunos de los secretos de fabricación de los cuadros y esculturas que admiramos en los museos.
- Recordemos asimismo que permite a la policía científica analizar las muestras recogidas en el “escenario del delito” e identificar así a los culpables más rápidamente, y por último sepamos también que es ella la que descubre las sutilezas moleculares de los platos que cautivan nuestro paladar.
- Junto con la física, que descifra las leyes del universo, y la biología, que descodifica las reglas de la vida, la química es la ciencia de la materia y de sus transformaciones.
Su expresión más alta es la vida misma. Desempeña un papel primordial en nuestro entendimiento de los fenómenos materiales, así como en nuestra capacidad para actuar sobre ellos, modificarlos y controlarlos. Desde hace dos siglos aproximadamente, la química molecular ha creado un vasto conjunto de moléculas y materiales cada vez más complejos.
Desde la auténtica revolución que supuso la síntesis de la urea, lograda en 1828, que demostró la posibilidad de obtener una molécula orgánica a partir de un compuesto mineral, hasta la consecución de la síntesis de la vitamina B12 en el decenio de 1970, esta disciplina ha ido consolidando continuamente su poder sobre la estructura y la transformación de la materia.
La molécula como caballo de Troya Más allá de la química molecular se extiende el inmenso ámbito de la llamada química supramolecular, que no estudia lo que ocurre dentro de las moléculas, sino más bien cómo éstas se conducen entre sí. Su objetivo es comprender y controlar su modo de interacción y la manera en que se transforman y unen, ignorando a otras moléculas.
El sabio alemán Emil Fischer, Premio Nobel de Química (1902), recurrió al símil de la llave y la cerradura para enunciar este fenómeno. Hoy en día, lo denominamos “reconocimiento molecular”. En el ámbito de la biología es donde más sorprendente resulta el papel de las interacciones moleculares: las unidades proteínicas que se unen para formar la hemoglobina; los glóbulos blancos que reconocen y destruyen los cuerpos extraños; el virus del sida que encuentra su blanco y se introduce en él; el código genético que se transmite mediante la escritura y lectura del alfabeto de las bases proteínicas, etc.
Un ejemplo muy elocuente es el de la “auto organización” del virus del mosaico del tabaco, formado por una agrupación de nada menos que 2.130 proteínas simples estructuradas en una torre helicoidal. La eficacia y elegancia de los fenómenos naturales son tan fascinantes para un químico que su tentación es tratar de reproducirlos, o de inventar nuevos procedimientos que permitan crear nuevas arquitecturas moleculares con aplicaciones múltiples.
¿Por qué no podríamos imaginar, por ejemplo, la elaboración de moléculas capaces de transportar al centro de un blanco escogido un fragmento de ADN destinado a la terapia génica? Esas moléculas serían como “caballos de Troya” que permitirían a su pasajero atravesar barreras como las membranas celulares, consideradas infranqueables.
Armados de paciencia, muchos investigadores de todo el mundo construyen –yo diría que “a la medida”– estructuras supramoleculares. Observan como las moléculas, mezcladas en aparente desorden, se encuentran de por sí solas, se reconocen y se van uniendo después paulatinamente hasta formar de manera espontánea, pero perfectamente controlada, el edificio supramolecular final.
- Por eso ha surgido, inspirada por los fenómenos que se dan en la naturaleza, la idea de suscitar la aparición de ensamblajes supramoleculares y pilotarlos, esto es, llevar a cabo una “programación molecular”.
- El químico concebirá los “ladrillos” de base (moléculas con determinadas propiedades de estructura e interacción) y luego aplicara el “cemento” (el código de ensamblaje) que va a unirlos.
Así obtendrá una superestructura mediante auto organización. La síntesis de los ladrillos moleculares capaces de auto organizarse es mucho más sencilla de lo que sería la síntesis del edificio final. Esta pista de investigación abre vastas perspectivas, sobre todo en el ámbito de las nanotecnologías: en vez de fabricar nano estructuras, se deja que éstas se fabriquen de por sí solas mediante auto organización y así se pasa de la fabricación a la auto fabricación.
Más recientemente todavía ha surgido una química denominada adaptativa, en la que el sistema efectúa de por sí solo una selección entre los ladrillos disponibles y es capaz de adaptar la constitución de sus objetos en respuesta a las solicitaciones del medio. Esta química, que yo llamo “química constitucional dinámica” tiene un matiz darwiniano.
De la materia a la vida En el principio era la explosión original, el “Big Bang”, y la física reinaba. Luego, con temperaturas más clementes, vino la química. Las partículas formaron átomos y éstos se unieron para producir moléculas cada vez más complejas que, a su vez, se asociaron en agregados y membranas dando así a luz a las primeras células de las que brotó la vida en nuestro planeta.
Esto ocurrió unos 3.800 millones de años atrás. Desde la materia viva hasta la materia condensada, primero, y luego desde esta última hasta la materia organizada, viva y pensante, la expansión del universo nutre la evolución de la materia hacia un aumento de su complejidad mediante la auto organización y bajo la presión de la información.
La tarea de la química es revelar las vías de la auto organización y trazar los caminos que conducen de la materia inerte –a través de una evolución prebiótica puramente química– al nacimiento de la vida, y de aquí a la materia viva, y luego a la materia pensante.
- La química nos proporciona, por consiguiente, medios para interrogar al pasado, explorar el presente y tender puentes hacia el futuro.
- Por su objeto –las moléculas y los materiales–, la química expresa su fuerza creadora, su poder de producir moléculas y materiales nuevos – auténticamente nuevos porque no existían antes de ser creados– mediante recomposiciones de los átomos en combinaciones y estructuras inéditas e infinitamente variadas.
Debido a la plasticidad de las formas y funciones del objeto de la química, ésta guarda una cierta semejanza con el arte. Al igual que el artista, el químico plasma en la materia los productos de su imaginación. La piedra, los sonidos y las palabras no contienen la obra que el escultor, el compositor y el escritor modelan con esos elementos.
- Del mismo modo, el químico crea moléculas originales, materiales nuevos y propiedades inéditas a partir de los elementos que componen la materia.
- Lo propio de la química no es solamente descubrir, sino también inventar y, sobre todo, crear.
- El Libro de la Química no es tan sólo para leerlo, sino también para escribirlo.
La partitura de la química no es tan sólo para tocarla, sino también para componerla.